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ERC se distancia de Mas y CDC amenaza con nuevas elecciones

Los batasunos catalanes reniegan del "presidente" y afirman que "no hay motivos para nuevas elecciones: somos 72 diputados de 135".

Los batasunos catalanes reniegan del "presidente" y afirman que "no hay motivos para nuevas elecciones: somos 72 diputados de 135".
Forcadell y Artur Mas | EFE

La convocatoria de nuevas elecciones autonómicas en Cataluña ya no es una hipótesis sino la única salida al bloqueo de las negociaciones entre Junts pel Sí y la Candidatura de Unidad Popular (CUP). La extrema izquierda se niega a apoyar a Mas, a quien identifican como "el presidente de la corrupción y los recortes". Los contactos del líder convergente con los diputados de la CUP no han dado ningún resultado mientras ERC se distancia del partido de la familia Pujol y de su "hijo político", Artur Mas.

El máximo dirigente de Esquerra, Oriol Junqueras, ha declarado que él no se ha planteado nunca "casarse" con CDC. La sombra de la corrupción, las evidencias que se acumulan en contra de los Pujol y del partido del 3% y la tajante negativa de la CUP a investir a Mas han provocado una grieta en la aparentemente sólida relación entre convergentes y republicanos.

La expresión de esa distancia entre Junqueras y Mas es que los partidos que lideran concurrirán por separado en el 20-D, tanto en el Congreso como en el Senado. Eso sí, con un punto "programático" en común, "implementar" la república catalana, según la recargada retórica de los separatistas. Marta Rovira, dos de ERC, y su homólogo convergente, Josep Rull, montaron un acto conjunto el pasado viernes para decir que no se presentaban juntos y lo justificaron por la "lógica" de las elecciones generales, diferente al carácter "plebiscitario" de las pasadas autonómicas.

No hay divorcio porque no ha habido boda, según Junqueras, pero la cohabitación de Junts pel Sí ha dado paso no sólo a camas separadas sino a habitaciones diferentes.

La posición convergente: O Mas o más elecciones

En ese contexto, con ERC a la espera de que Mas sucumba a la negativa de la CUP, Josep Rull, segundo de del "president" en el partido, ha advertido que la investidura de su jefe es innegociable y que en caso contrario se convocarán nuevas elecciones "y el pueblo catalán tendrá que hacer de árbitro". Según Rull, el presidente en funciones "es imprescindible para ensanchar la base del soberanismo" y le adorna un "gran prestigio tanto internacional como interno".

La cuestión del futuro presidente de la Generalidad es tan estratégica que "si Mas da un paso atrás, lo forzamos o alguien lo fuerza, el espacio soberanista se reduce e impide la culminación del 'proceso'", declaró su subordinado. En cuanto a las discrepancias de algunos consejeros de la administración regional ante el contenido de la propuesta de resolución parlamentaria que proclama la república catalana e incita a la insurrección popular y la desobediencia, Rull ha conminado a tales consejeros críticos (Andreu Mas-Colell, Felip Puig y la propia Irene Rigau, la consejera de "Ensenyament") a expresar su malestar en la reunión prevista para este lunes de la dirección de CDC. Además, defiende a ultranza el contenido de la soflama y dice que no fue fruto de la improvisación sino de un trabajo "coordinado" entre "Junts pel Sí" y la CUP.

Peloteo de Junqueras a la CUP

Mientras el partido de Mas trata de salvar a su líder y a la propia formación, Junqueras coquetea con la CUP. Este sábado ha declarado también que "con la CUP compartimos tantas cosas que casi lo compartimos todos". No sólo ha sido un llamamiento a los votantes del partido separatista y antisistema, que propone salir de la UE y abandonar el euro y no se presenta a las generales, sino un elogio en toda regla de los diez diputados que niegan a Mas, a los que ha calificado de "imprescindibles" en la cámara autonómica tras glosar su "calidad humana y política extraordinarias".

También ha querido desmarcarse de la corrupción que asuela Convergencia. "ERC -ha dicho- es un partido totalmente limpio y transparente, alejado de cualquier caso de corrupción política". En este contexto, todo conspira a favor de unas nuevas elecciones en Cataluña tras la celebración de las generales. Y todo apunta a que no volverá a repetirse la lista unitaria separatista. Los tácticos de ERC quieren testar en las elecciones generales el peso de cada formación. La fecha límite para investir al nuevo presidente de la Generalidad es el 9 de enero, cuando ya se sabrá qué porcentaje ostenta cada partido en el sector separatista. Si ERC supera a CDC, a Mas no le quedará más remedio que dar un paso atrás o convocar autonómicas.

Los antisistema, por su parte, siguen enrocados en la negativa a Mas y alegan que no admiten amenazas. Anna Gabriel, la segunda en la lista de la CUP y al cargo de las negociaciones, insiste en que el proceso no puede depender de una persona y que los separatistas son mayoría en el parlamento. Si se convocan nuevas elecciones, ellos no serán los culpables, sino el protagonismo de Mas, advierten.

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