Antonio Baños, número uno en la lista de la CUP, esperaba a Mas a las puertas de la escalinata del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) casi en posición de firmes. Anonadado ante la marcha sobre el tribunal de Mas y sus alcaldes vara en mano. Presentó sus respetos al líder separatista y recibió como premio dos palmaditas en el hombro. La CUP, sin embargo, se resiste a investir a Mas. Para ellos no cuela el show de los ediles ni la manifestación de la sectorial "Jubilados por la Independencia" de la Asamblea Nacional Catalana (ANC). El día después, el cabeza de lista por Gerona de la CUP, Bernat Salellas, afirmaba rotundo en TV3 que "Mas no será investido con los votos de la CUP".
En el partido cuenta más la opinión de Salellas, el abogado de los once paquistaníes acusados de querer atentar en el Metro de Barcelona, y de Anna Gabriel, la número dos por Barcelona y también contraria al pacto con Junts pel Sí, que la de Antonio Baños, un crítico musical y periodista al que reprochan su tardía militancia en el independentismo y su afán de notoriedad mediática. Baños es la cara de la CUP, pero sólo eso. Las decisiones se toman de manera asamblearia y las opiniones de los antes citados o de David Fernàndez y Quim Arrufat, anteriores uno y dos en el parlamento regional de la formación antisistema, tienen más relevancia para los militantes que los gestos de Baños, a quien describen "superado" por el interés mediático. Con todo, Baños es la cara amable de la CUP, un nuevo político con las tablas de un tertuliano sin complejos, pero no el muñidor de ninguna decisión relevante que vaya a tomar el partido.
La CUP se remonta a las primeras elecciones municipales en democracia, en 1979, en diversos municipios catalanes y se registra como partido en 1987 en sustitución del Moviment de Defensa de la Terra (MDT), brazo político de los terroristas de la banda Terra Lliure. En aquellos años y hasta finales de la primera década de este siglo, la CUP era una formación residual de extrema izquierda, proetarra, pancatalanista y antisistema cuyos "cuadros" procedían de las casas okupas y los "casales" juveniles radicalizados financiados por la Generalidad. Gentes todas ellas a la izquierda de Podemos, alineadas también con Batasuna (tienen un pacto con las sucesivas marcas proetarras para presentarse conjuntamente a las elecciones europeas), pero sujetas al estricto código del catalanismo: idioma y "Països Catalans" más los elementos característicos de la izquierda de cambio de siglo tales como la antiglobalización, el anticapitalismo, el "desarrollo sostenible" y socialismo.
La CUP es la suma de dos "tradiciones", los antisistema de buena familia y los antisistema a secas de la "escola" catalana. María Rovira, número dos en el Ayuntamiento de Barcelona, es una joven que estudió en la escuela Aula, la misma en la que se sacó el bachillerato Artur Mas. Una "escisión" del Liceo Francés marcada por su catalanismo y desprecio por la cultura española, pero con clases en francés, español, inglés y catalán (por ese orden) y a más de seiscientos euros al mes. Comparte poltrona municipal con Josep Garganté, exsindicalista de la CGT, conductor de la compañía municipal de autobuses y condenado por romper una cámara de televisión durante un piquete "informativo" en una huelga. Como concejal, y según informa El País, ha pedido mantener el puesto de conductor, pero 55 días al año. El resto lo quiere dedicar a la política. Lleva la palabra "odio" tatuada en los dedos y un Che Guevara en el brazo.
"Prototipos" políticos
Otro de los "prototipos" de la CUP es Francesc Ribera, alias Titot, cantante de un grupo de rock que daba gritos a favor de ETA y Terra Lliure en sus conciertosy también glosado en el diario de Prisa. Es teniente de alcalde en Berga (Barcelona) y otro de los referentes populares de la CUP. Titot se ha especializado en ir un paso más allá en su enaltecimiento del terrorismo y en su "bravura" verbal, pero es tan celebrado que hasta participa en tertulias de Catalunya Ràdio.
Insultos a Cañizares y coches-bomba de ETA
Los últimos mensajes en Twitter de Ribera sobre el obispo de Valencia, Antonio Cañizares, son una muestra del tipo de "razonamientos" en las asambleas que deben dilucidar si hacen presidente a Mas o lo despachan de un plumazo. Titot califica al cardenal de "montón de mierda, desgraciado, rata, malnacido, carcamal, necio borde y tarado". Pero no sólo eso, Ribera acusa al PP de añorar los coches bombas de la ETA porque le hacían ganar votos. Así, uno de sus mensajes en enero de este año decía: ¿Has visto la encuesta, Mariano? Sí, Jorge, un desastre. Oye, provoca a los vascos, un par de coches-bomba irían de cojones. -¡Qué tiempos!".
Titot, Garganté, Rovira, Anna Gabriel y Fernàndez son la voz de la mayoría en las reuniones internas de la CUP y el plan es el plan. Según Gabriel, la independencia sólo es posible sin CiU. Ese es el contexto, pero Mas sostiene que CiU ya no existe. Cierto, Duran ha sido reelegido hoy como líder de Unió, que ha conseguido cero diputados en solitario. Dice que su "obligación" es mantenerse al frente del partido y presentarse a las generales.
Entre tanto, los diez diputados de la CUP manejan los tiempos de la política catalana y tienen en sus manos a Artur Mas, aclamado por 400 alcaldes y cuya declaración en el TSJC no encaja con su declaración pública posterior. Dentro se escudó en sus subordinados y atribuyó la entera ejecución del 9-N a "voluntarios". Fuera "confesó" que era el "único responsable", pero sólo de la "idea". Su futuro político depende de que los prebostes de la CUP se avengan a investirlo. Eso o alguno de los diputados independentistas del fracasado Podemos catalán. Mas, Junqueras y Romeva se han quedado en 62 escaños y la mayoría está en 68. La fecha límite para investir al presidente es, precisamente, el próximo 9 de noviembre.
¿Qué dice Otegi?
La opinión de Arnaldo Otegi, preso en la cárcel de Logroño por su pertenencia a ETA, es relevante al respecto. Más que la de Baños también. Es tan importante que es la opinión del portavoz máximo de la CUP, "cargo" que todavía ostenta David Fernàndez. Lo que diga Otegi va a misa en la CUP, que fue quien pidió que se le sacara de prisión para participar en la comisión de la "ley de consultas" de la Generalidad en el parlamento autonómico. En la última hora "cupera", la propuesta a la lista de Mas, Junts pel Sí, es que apoyaría a Neus Munté como presidenta de la Generalidad (en la actualidad es la vicepresidenta y no está imputada por el 9-N) y que Mas fuera "conseller en cap" (consejero jefe, un equivalente en catalán a primer ministro y cargo que ya ocupó en los tiempos del delfinato con Pujol). Gabriel, acérrima feminista, quiere que una mujer presida la república catalana. Eso y la declaración unilateral de independencia, punto en el que están de acuerdo todos los militantes, dirigentes, asesores, guías y consejeros de la CUP. Desobediencia ya, le exigen a Mas.