Nueva demostración de masas del frente separatista. La consigna de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) es que dos millones de personas han reventado la avenida Meridiana de Barcelona en el último 11-S catalán bajo la bota española. El comienzo de la campaña separatista, según sus promotores, ha sido un éxito que ha superado los tres últimos "Onze de Setembre". La realización de las televisiones y las fotografías de los diarios no dejan lugar a dudas. La Meridiana estaba llena a reventar, cinco kilómetros plenos de personas, una "gentada" según coincidían los principales periódicos de papel catalanes en sus ediciones digitales. Una "gentada", que sería una gran pero indeterminado número de personas en un sitio. Era el primer síntoma de que ni los más partidarios eran capaces de sostener al pie de la letra la versión norcoreana de la ANC.
El presidente de la Asamblea, Jordi Sànchez, se aferró a los dos millones personas que según algunas radios separatistas habrían colapsado Barcelona. Los datos de la Guardia Urbana contrastan con esa versión. El espacio destinado a la manifestación era de trescientos mil metros cuadrados, de lado a lado de la meridiana y descontado el mobiliario urbano. Según los expertos, dos, como mucho tres, son los individuos que pueden compartir un metro cuadrado. Así pues, los cálculos de la ANC son pura fantasía y TV3 se las ha visto y se las ha deseado para no mostrar los tramos más despoblados en las panorámicas aéreas. En la televisión pública regional no se han atrevido a dar cifras propias. Han rebotado los dos millones de la organización y el generoso millón cuatrocientas mil personas de la policía local de la capital catalana..
La exhibición ha resultado muy aparatosa, pero menos que en anteriores ocasiones. Las fachadas de Barcelona ya no son un mar de esteladas, el entusiasmo ha decrecido y más allá de que las encuestas muestren que la plataforma "Juntos por el Sí" y las CUP pueden sumar la mayoría absoluta en escaños, que no en votos, la agitación separatista comienza a dar muestras de fatiga. La calle es suya, pero no son la mayoría redoblada de la que presumen Mas, Junqueras y Romeva.
Hipermovilizadas, las bases separatistas han respondido a la llamada de sus líderes, pero con menos entusiasmo que en anteriores ediciones. Muchos de los que el año pasado sumaron millón y medio de personas (siempre según los medios oficiales) no se esperaban que tuvieran que asistir a otra manifestación para ser al fin independientes. El año pasado era el año, razón por la que la "gentada" ha sustituido al impacto exacto de los números.
La discusión sobre las cifras
¿Dos millones? La Guardia Urbana dijo el año pasado, con el alcalde convergente Xavier Trias al mando, que 1,8 millones de personas se habían congregado en la Gran Vía y la Diagonal de Barcelona. En esta ocasión, el millón cuatrocientos mil asistentes es la cifra para quedar bien con unos y con otros. En privado, los mandos de la Guardia Urbana hablaban de 700.000 personas siendo bastante optimistas al respecto de la capacidad de la gente para amontonarse en un lugar concreto.
Esta Diada tampoco ha sido tan espectacular visualmente como las dos anteriores. En 2012, la cadena humana en toda Cataluña supuso un gran esfuerzo logístico. El pasado, la V de la victoria, requirió de meses de preparativos. Pero en esta ocasión, la ANC tenía el paso cambiado. Mas y Junqueras apuraron demasiado los plazos para su alianza y tanto la ANC como Òmnium estaban sumidas en los procesos de relevo de sus líderes. Los organizadores no han fallado, pero el "relato" ha quedado cojo. Pretendían conectar con la inmigración, de ahí la elección de la Meridiana, "ciudad" dormitorio de Barcelona, pero se han limitado a incluir un par de rumbas en la fiesta final del acto.
El presidente de la Generalidad en funciones y candidato de "Juntos por el sí", Artur Mas, no ha asistido finalmente a la concentración. Él mismo especuló con su presencia, pero finalmente ha preferido estirar la goma, recibir a los organizadores a posteriori y lanzar una nueva proclama por TV3. Según los medios separatistas, la línea 1 del Metro de Barcelona se ha colapsado y habría sido la culpable de que muchos manifestantes no llegaran a tiempo a la marcha.
Malos presagios
Las informaciones de las radios y digitales afines al nacionalismo insistían en que las vías de acceso a la Meridiana no eran practicables ni siquiera en transporte urbano. La sensación de bajón y de día de la marmota era notoria en los locutores y tertulianos por la independencia. Se amparaban en que, sea como fuera, había mucha gente. En esta ocasión, las cifras eran lo de menos, pero el nerviosismo patente. Por primera vez desde que Mas emprendió el proceso, no contaban con la Guardia Urbana a favor a la hora de difundir la millonada de independentistas cívicos y pacíficos que se habían manifestado por la independencia catalana. Que la policía local diera una cifra más baja, y aún así muy optimista, dejó a los demiurgos de la república de Mas totalmente descolocados.
No es un buen presagio que en el primer día de campaña el separatismo no supere sus propios registros de movilización. Sólo faltan 17 días para las elecciones más transcedentales de la historia democrática de Cataluña y el separatismo ha respondido a medio gas. Las imágenes pueden resultar tan espectaculares como siempre, pero ni las cifras de antaño eran reales ni lo de esta Diada ha superado las setecientas mil personas. No hay partido, plataforma, organización u objetivo que pueda poner más gente en la calle hoy en día en Cataluña, pero dista de ser la mayoría.
Las encuestas predicen que la plataforma separatista de Romeva, Mas y Junqueras ganará las elecciones y que junto a las CUP podrían alcanzar la mayoría absoluta en el parlamento autonómico. Sin embargo, no obtendrían la mayoría de votos. El CIS contempla que con un 44% de los votos, el separatismo alcanzaría la mayoría absoluta de diputados debido al mayor peso del voto de la Cataluña interior que el de los ciudadanos del área metropolitana de Barcelona.
A Mas tanto le da y así se lo ha dicho al medio centenar de corresponsales de medios extranjeros convocados por la plataforma "Juntos por el sí". Le vale con ganar en escaños y no le importan que los votos reflejen lo contrario.