A Artur Mas no le duelen prendas a la hora de utilizar un lenguaje barriobajero. "Nos quieren romper las piernas", declaró hace unos meses en relación al Gobierno, cuando todavía no se había celebrado el 9-N. Tras la firma del decreto de convocatoria de las elecciones autonómicas del 27-S, el pasado lunes, arguyó que lo hacía "en legítima defensa" por los supuestos ataques del Estado a Cataluña. El ardor guerrero y la retórica de la bronca se ha contagiado y Raül Romeva, el número uno de la lista en la que Mas es el cuatro, afirmó el miércoles que los catalanes estaban siendo "apalizados", también por el Estado.
Este jueves se sumó a la cruzada retórica Gerardo Pisarello, natural de Tucumán y alcalde accidental de Barcelona en ausencia de Ada Colau. Pisarello comparó en las redes sociales la bomba atómica de Hiroshima con los bombardeos sufridos en la capital catalana durante la Guerra Civil. "En Barcelona también sabemos lo que son los bombardeos de civiles. Con Hiroshima en el recuerdo. Nunca más", trinó el podemita.
Poca cosa en comparación con el artículo aparecido este viernes en El Punt-Avui, en el que el columnista Enric Vila apuesta por "convertir Cataluña en un Vietnam para los españoles". Tras exponer que si él fuera Romeva "trabajaría un programa de medidas concretas y atractivas de rápida implementación para que la gente visualizara el nuevo país a corto plazo", Vila afirma: "Los candidatos 'unionistas' no tienen muchas ideas generales en la cabeza. No las necesitan porque el Estado les hace el trabajo. Justo por eso, combatirán el independentismo institucional con un discurso incisivo, que se concentrará en los pequeños detalles y que intentará dejar en evidencia la poca voluntad de poder que hay tras las palabras tan bonitas que se han dicho hasta ahora. Si (el independentismo) no se vuelve a rearmar rápidamente, el unionismo aprovechará las elecciones para preparar las generales. Deberíamos convertir Cataluña en un Vietnam para los españoles".