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Ciudadanos afronta sus primeras catalanas sin Rivera

Inés Arrimadas se enfrenta al reto de sustituir al presidente del partido en la cita más importante en Cataluña.

Inés Arrimadas se enfrenta al reto de sustituir al presidente del partido en la cita más importante en Cataluña.

Tras el trámite de contar y validar los avales, Albert Rivera quedará proclamado este viernes candidato a la presidencia del Gobierno e Inés Arrimadas cabeza de lista para las próximas elecciones catalanas, después de tres comparecencias consecutivas del presidente del partido naranja, que afronta ahora su salto definitivo a la política nacional. Arrimadas asume así un reto hasta ahora inédito en la década de historia de la formación: sustituir a su máximo e indiscutido líder. Lo hará además cuando el viento de las encuestas es más favorable que nunca -Ciudadanos podría liderar el frente constitucionalista nueve años después de su irrupción en el Parlamento de Cataluña- y cuando el enfrentamiento con los nacionalistas es mayor, tras la experiencia del "proceso" impulsado por Artur Mas.

Inés Arrimadas nació en Jérez de la Frontera (Cádiz) en 1981, dos años después que Rivera. El año que cumplió los treinta, 2011, se enroló en las filas de Ciudadanos, una apuesta que entonces no se hacía, precisamente, al calor de los éxitos. Rivera, tras pasar por la UCI política, logró salvar los muebles a final de 2010, en las condiciones más difíciles, tras revalidar sus tres escaños en Cataluña. La expansión nacional del partido era un sueño que parecía postergado definitivamente, pues justo ese año, en las elecciones municipales, autonómicas y generales, se consolidaba como partido de la tercera vía UPyD, una formación nutrida en buena medida de antiguos dirigentes de Ciudadanos. Pero Arrimadas, licenciada en Derecho y empresariales por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, encontró en Ciudadanos el cauce para su compromiso político, tras haber trabajado durante varios años como consultora. En 2012 fue elegida diputada en el Parlamento catalán, donde ha sido portavoz adjunta y desde hace unas semanas, tras el paso de Carina Mejías al Ayuntamiento de Barcelona, portavoz del grupo de Ciudadanos. Poco a poco se ha ido haciendo un hueco como una de las dirigentes naranja más importantes, respaldada por su trabajo parlamentario pero también, a imagen y semejanza de su jefe, por su manejo de las redes sociales y sus intervenciones en televisión.

Arrimadas, una andaluza con nivel C de catalán, joven y agraciada físicamente, parece casi una candidata de laboratorio. Del mismo laboratorio del que salió el corazón con las banderas de España, Cataluña y la UE que sirvió de reclamo electoral en 2012. Eso, al cabo, representará Ciudadanos el próximo 27 de septiembre: la opción constitucionalista para los sectores más dinámicos de la ciudadanía catalana.

La candidatura se reforzará con dirigentes que han tenido un peso específico en Cataluña, entre ellos muy probablemente el también diputado Carlos Carrizosa, y con algún independiente próximo a los sectores constitucionalistas de la sociedad civil.

Por un gobierno constitucionalista

Ciudadanos considera la cita del 27-S una oportunidad histórica para el constitucionalismo. Por eso Rivera lleva tiempo apelando, la última vez este jueves durante un desayuno en Madrid organizado por la Cámara de Comercio de EEUU, a que si hay una mayoría para desalojar a Mas del poder el PP y el PSC estén a la altura de las circunstancias apoyando un Gobierno de Ciudadanos. Pero dada la excepcionalidad de la situación catalana, estarían incluso dispuestos a romper el principio que han aplicado a rajatabla en sus recientes pactos de no entrar en gobierno alguno. Aunque Rivera insiste en que no es la mejor opción: "Yo he vivido los tripartitos en Cataluña, eso no era un equipo de trabajo, eran tres partidos cada uno con sus portavoces y cada uno con sus ideologías".

Sobre el abandono del "derecho a decidir" en el programa del PSC, Rivera no se fía: "Hace poco coincidí con Miquel Iceta y dijo que no se podía denegar ese mal llamado derecho a decidir, que en realidad es de autodeterminación. Además, ellos en el Parlamento están pidiendo un pacto para que se produzca ese derecho. Los programas electorales, especialmente los del Partido Socialista, lo aguantan todo, algunos se piensan que poniendo una bandera o una frase en un programa van a solucionar la falta de programa para España que tienen".

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