Las Fuerzas Armadas han concluido una nueva misión en el exterior. Los cazas Eurofighter Typhoon del Ala 11 del Ejército del Aire desplegados en la base aérea de Ämari, en Estonia, comienzan este miércoles su regreso a Morón de la Frontera (Sevilla) después de cuatro meses de misión de la Alianza Atlántica como Policía Aérea del Báltico, protegiendo el espacio aéreo de Lituania, Estonia y Letonia.
El contingente español, denominado Destacamento Ámbar y bajo el mando del teniente coronel Enrique Fernández Ambel, ha estado compuesto por los cuatro cazas polivalente en configuración aire-aire y un total de 114 militares. Entre el personal había ocho pilotos, lo que permitía tener dos tripulaciones por aparato para que estuviesen operativos las 24 horas del día, además de personal de mantenimiento, personal contraincendios, controladores aéreos o armeros.
En esta misión han estado apoyados por otros doce cazas de países miembros de la Alianza Atlántica. Exactamente, por cuatro cazas Eurofighter Typhoon italianos y cuatro cazas Mig29 polacos destinados en la base aérea de Siauliai, en Lituania. A ellos se sumaban cuatro cazas F-16 belgas emplazados en el norte de Polonia.
Los aviones españoles han completado un total de 449 horas de vuelo en las 329 salidas realizadas entre entrenamiento y misiones reales. Durante estas últimas, se han visto obligados a interceptar más de una decena de aeronaves rusas que no volaban bajo las reglas de seguridad requeridas por la aviación internacional o que se habían introducido sin permiso en el espacio aéreo de algunas de las tres pequeñas repúblicas.
Entre estos aviones rusos interceptados había tanto cazas de combate como aviones de transporte y guerra electrónica. Según fuentes militares consultadas por Libertad Digital, los cazas rusos interceptados eran modelos Sukhoi 27 y Sukhoi 34, mientras que los aviones de transporte y guerra electrónica eran modelos Ilyushin 76 y Antonov 26.
Las órdenes de intercepción han partido desde el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas (CAOC) de Uedem, en Alemania, desde donde se controlan los cuatro radares que cubren toda la geografía estona y los radares que cubren el espacio aéreo de las otras dos pequeñas repúblicas bálticas.