El primer ministro de Nepal, Sushil Koirala, ha admitido que el número de fallecidos por el terremoto del pasado sábado podría superar los 10.000 y ha asegurado que su Gobierno está "en pie de guerra" para rescatar y ayudar a los damnificados.
El jefe del Gobierno nepalí ha apuntado, en una entrevista con la agencia Reuters, que su país necesita tiendas para las víctimas. "La gente está durmiendo a la intemperie bajo la lluvia", ha lamentado, al recordar que numerosas casas se han venido abajo o podrían no resistir una nueva réplica.
Asimismo, Koirala, que tiene previsto pronunciar un discurso a la nación este martes, ha advertido de que las labores de tratamiento y rehabilitación de los "más de 7.000 heridos" supondrán un "gran desafío" nacional y ha solicitado medicinas a la comunidad internacional.
El último recuento oficial de fallecidos por el terremoto de 7,8 grados que devastó el sábado Nepal se ha situado en en 4.349, una cifra que empieza a estabilizarse después del rápido ascenso de muertos que se produjo durante los primeros días.
El recuento de víctimas mortales, difundido a las 11:00, hora local (5:15 GMT) supone un leve ascenso frente a la cifra de 4.252 muertos anunciada por las autoridades nepalíes anoche, que situaron también hoy el número de heridos en 8.517.
Mientras tanto el Ejército nepalí se encuentra desplegado en 19 puntos de Katmandú donde se ha denunciado que podría haber supervivientes, entre ellos hoteles como el Greenland, Shree y Namuna, o el banco Nabil, en el área de Balaju, recoge el diario local My Republica.
Koirala reconoció ayer durante un encuentro con representantes de los partidos políticos de Nepal que las operaciones de búsqueda, rescate y ayuda no han sido efectivas, de acuerdo con el medio local Kantipur. Según Koirala, el Gobierno está recibiendo peticiones de ayuda desde todo el país, pero son incapaces de darles respuesta debido al corte de las comunicaciones y la falta de preparación de los equipos de rescate.
El terremoto del sábado ha sido el de mayor magnitud registrado en Nepal en 80 años, y el peor que ha vivido la región en una década desde que en 2005 un movimiento telúrico causara una tragedia de grandes dimensiones en la Cachemira, con un balance de más de 84.000 muertos.