Termina el desayuno informativo en el Ritz de Madrid del candidato autonómico de UPyD, Ramón Marcos. Rosa Díez se baja de la mesa principal y empieza a saludar a conocidos y simpatizantes, con fotos incluidas. A pocos metros, rodeada de cámaras pendientes de la ocasión, la diputada Irene Lozano espera, mientras charla con un responsable del departamento de prensa. Todo está servido para inmortalizar el encuentro, Díez no escatima en saludos y charlas con cada persona que se le interpone en el camino, Lozano sigue esperando, los cámaras también, pero al final no hay encuentro, para sorpresa de alguno de los presentes. Un diputado de UPyD en la Asamblea madrileña se ríe cuando le comentan la situación, y aclara: "se han saludado antes". Lo han hecho, efectivamente, pero Díez no ha querido regalarle a los reporteros gráficos la que hubiese sido la imagen de la mañana.
Lozano compartió mesa con el también diputado, y también dimitido del Consejo de Dirección, Álvaro Anchuelo. En cierta manera era el reencuentro entre la dirección y los críticos no traidores, como se considera a aquellos que no se han marchado a Ciudadanos y esperan reformar el partido en el congreso extraordinario de este verano. Así se expresaba el propio Marcos en el coloquio al ser preguntado por Lozano: "UPyD es un partido plural, abierto a todas las opiniones, es un partido democrático, donde las decisiones se toman en los órganos correspondientes. Traiciones [término que se había empleado en la pregunta] son otras, lo que hemos vivido en Asturias, por ejemplo, yo creo que Toni Cantó, precisamente, ha hecho muy bien las cosas, y con todo respeto ha tomado las decisiones que creía que debía tomar y ha trabajado muy bien como parlamentario" a la vista de que no mencionaba a Irene Lozano, por quien se le había preguntado, el moderador insistía y Marcos contestaba: "Es una excelente diputada".
Ni liberales ni socialdemócratas
Con la crisis interna a cuestas, UPyD intenta no distraer la atención de una campaña crucial para el futuro de la formación. En Madrid Ramón Marcos aporta cuatro años de experiencia en la Asamblea y el aval de haber sido el azote de la corrupción, algo de lo que se ha vuelto a vanagloriar en su discurso, donde ha abogado por un "Estado Emprendedor" término acuñado por la profesora Mariana Mazzucato, que supere tanto el "neoliberalismo" como "la socialdemocracia clásica, sólo centrada en la redistribución de renta".
Aunque su rival directo en las urnas es Cristina Cifuentes, Marcos ha tenido duras palabras para la candidata del PP a la alcaldía de la capital de España: "¿Ustedes creen que en un país de Europa, con calidad democrática elevada, Esperanza Aguirre podría ser candidata de un partido político? Estoy hablando de responsabilidad política, con la elección que ha realizado de personas en el tiempo que ha estado gobernando, con los casos de corrupción que han salido ¿En Alemania podría serlo, en Francia, en Reino Unido? No, se lo digo yo, no podría".