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¿Qué podemos hacer para que los chicos lean más y las chicas pierdan el miedo a las matemáticas?

La falta de confianza en sí mismas parece estar detrás de los malos resultados que obtienen las adolescentes en matemáticas y ciencias, según la OCDE.

La falta de confianza en sí mismas parece estar detrás de los malos resultados que obtienen las adolescentes en matemáticas y ciencias, según la OCDE.
Corbis

¿Qué subyace bajo la desigualdad entre los chicos y las chicas en educación? Ésta es la pregunta que lanza el nuevo informe de la OCDE, The ABC of Gender Equality in Educaction: aptitude, behaviour, confidence, presentado este jueves en Madrid. O lo que es lo mismo: ¿por qué los niños son mejores en matemáticas y ciencias que las niñas pero peores que éstas en lectura?

El estudio concluye que "PISA muestra que la brecha de género en rendimiento académico no se encuentra determinada por diferencias innatas de capacidad. Se necesitan los esfuerzos aunados por parte de los padres, los profesores, los políticos y los medios de comunicación para que tanto chicas como chicos sean capaces de desarrollar todo su potencial y contribuyan así al crecimiento económico y al bienestar de su sociedad". Pero vayamos por partes.

PISA muestra que, en general, los chicos de 15 años alcanzan un rendimiento menor que las chicas de la misma edad. De hecho, en 2012, el 14% de los chicos y el 9% de las chicas no consiguieron, en ninguna de las tres áreas evaluadas -lectura, matemáticas y ciencias- el nivel básico de rendimiento que exige este examen.

Son diversas las causas de este bajo rendimiento de los chicos en el colegio o instituto, y muchas de ellas se relacionan con diferencias de comportamiento entre chicas y chicos, dicen desde la OCDE. Por ejemplo, los chicos emplean en hacer los deberes en casa una hora menos que las chicas, y cada hora de deberes en casa se traduce en 4 puntos de distancia en el rendimiento, tanto en la prueba de lectura como en la de ciencias y la de matemáticas. Fuera del centro escolar, los chicos pasan más tiempo con vídeo-juegos que las chicas y menos tiempo leyendo por diversión, por ejemplo, novelas.

Los autores creen que las diferencias aparecen porque la competencia lectora es el fundamento del aprendizaje; si no se comprende bien lo que se lee, esto afecta negativamente al rendimiento en las demás materias. En este sentido, el informe apunta a que una de las posibles soluciones para mejorar esta cuestión sería dejar a los chicos leer cualquier tipo de texto que les guste (periódicos deportivos, comics, revistas,...) incluso aunque no esté dentro del contenido curricular clásico. Luego, una vez que el alumno tiene el hábito de lectura, será más sencillo que se involucre en los contenidos más académicos. Los autores recuerdan que es muy difícil obligar a alguien a leer si no está interesado en lo que está leyendo.

En términos generales, pues, los chicos están menos implicados en su colegio o instituto que las chicas, y obtienen rendimientos más bajos. También es más probable que dejen antes el instituto, muchas veces sin titulación. No es extraño que los chicos en la OCDE, por ejemplo, tiendan a decir más que las chicas (hay 8 puntos porcentuales de diferencia) que el instituto es una pérdida de tiempo. Es decir, los varones tienen una percepción mucho más acusada de que lo que hacen en el aula no tiene demasiado sentido.

Las chicas y las matemáticas

Los problemas de los chicos con la lectura y su bajo rendimiento académico no son el único aspecto en el que la OCDE encuentra grandes diferencias según el sexo. En lo que hace referencia a las chicas, los problemas llegan en matemáticas y ciencias. De media, las alumnas no sacan peores notas que sus compañeros en estas materias. Pero hay que recordar que ellas son estudiantes mucho más aplicadas en todas las materias. La clave está en que en estas asignaturas, las distancias se reducen mucho.

En este sentido, quizás lo más llamativo en esta cuestión es lo que ocurre en los niveles más altos, entre los adolescentes más brillantes. Según el estudio, en prácticamente todos lo países de la OCDE, las mejores notas en matemáticas y ciencia están copadas por chicos. Así, no es extraño que luego, en la Universidad, la presencia femenina sea muy reducida en las carreras técnicas: informática, física, ingenierías, etc... Y hay que recordar que muchas veces estas titulaciones son las que dan acceso a los trabajos mejor pagados.

¿A qué se deben estos malos resultados? Pues más allá de las explicaciones tradicionales (falta de motivación, diferencias en el proceso de aprendizaje entre chicos y chicas, diferencias en la forma en que se enfrentan a los ejercicios,...) el estudio de la OCDE asegura que existe un problema de confianza: "En general, las chicas tienen menos confianza en sí mismas que los chicos para resolver problemas matemáticos o científicos". Esto se refleja en que ellas "tienden también a reconocer un sentimiento de ansiedad" que tiene consecuencias en sus calificaciones. Además, éste es un fenómeno que "se observa incluso entre las chicas con mejor rendimiento escolar".

El caso es que la diferencia es bastante grande, más aún si tenemos en cuenta lo que hemos dicho anteriormente, que las chicas suelen ser mejores estudiantes en general. Sin embargo, en lo que hace referencia a las matemáticas y si sólo tenemos en cuenta a los chicos y chicas de mejor rendimiento, ellos presentan una nota media 19 puntos superior. Sin embargo, si comparamos chicas y chicos que dijeron tener un nivel similar de confianza en sí mismos con respecto a las matemáticas, la brecha de género desaparece.

¿Y cómo solucionar esta falta de confianza? Los autores apuntan que que una posibilidad es plantear problemas reales, cuestiones del día a día, más tangibles. Por ejemplo, PISA revela que las chicas lo hacen mejor cuando se les pide una actividad de matemáticas o ciencias parecida a las que acostumbran a hacer en clase. Pero cuando se les pide que "piensen como científicas", las chicas lo hacen peor. Por ejemplo, al pedirles que formulen situaciones matemáticas de forma abstracta, sin una relación directa con fenómenos del mundo real.

En cuanto a las ciencias, los resultados son similares. De media, los chicos más brillantes lo hacen mejor que las chicas más brillantes. Cuando se les pide que apliquen su conocimiento científico a una situación dada, que interpreten fenómenos científicos o que hagan una predicción de los cambios, ellos sacan 15 puntos más de media que sus compañeras.

Los autores creen que esta diferencia de género también podría tener relación con la confianza que los alumnos tienen en sí mismos. Los chicos, al tener más confianza, se dan más libertad para equivocarse y para practicar procesos de prueba y error, que resultan fundamentales para adquirir mayor conocimiento y comprensión de las matemáticas o de las ciencias.

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