La misión ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad) de la OTAN en Afganistán pondrá su punto y final el próximo 31 de diciembre. Trece años después de su puesta en marcha y doce años y once meses después del inicio de la participación de las tropas españolas en la misma, echa el cierre con muchas dudas sobre el futuro del país asiático y su capacidad para convertirse en algo parecido a una democracia.
Los primeros militares españoles pusieron pie a tierra en el país en enero de 2002, un mes después de que un Consejo de Ministros presidido por José María Aznar aprobase la participación en la misma. Se desplazó una agrupación compuesta por 350 efectivos, integrada por unidades de mando, ingenieros, comunicaciones, apoyo logístico, un equipo de desactivación de explosivos y otro de apoyo al despliegue aéreo.
El despliegue se fue ampliando conforme pasaban los años, especialmente tras la espantada de Irak ordenada por José Luis Rodríguez Zapatero en junio de 2004, como modo de compensar una decisión política que afectó en gran medida al prestigio internacional español, hasta alcanzar su punto álgido en mayo de 2011, con Carmen Chacón al frente del Ministerio de Defensa.
Las Fuerzas Armadas españolas llegaron a tener un total de 1.521 militares y guardias civiles desplegados en Kabul, Herat y Qala I Now (capital de la provincia Badghis), así como en los puestos avanzados de combate que tuvo instalados en diferentes pueblos de esta última provincia, y que fueron la evidencia más clara de que el Gobierno socialista mentía cuando decía que la misión española en el país era únicamente humanitaria.
En 2012, con la fecha de finalización de la misión ISAF cercana, todas las tropas internacionales comenzaron a reducir su presencia militar en el país y a ceder espacios de control al Ejército Nacional Afgano (ANA, por sus siglas en inglés). España hizo lo propio y en noviembre de ese año se realizó el primer relevo de tropas que suponía una reducción de efectivos en el país asiático.
Durante 2013 se fueron cerrando los puestos avanzados de combate ubicados en la provincia de Badghis y desplazando material desde la base de Qala I Now hasta la de Herat. A finales de septiembre se realizó el último convoy con tropas y material. España dejó sus instalaciones y cedió al ejército afgano el control de toda la provincia, reduciendo la presencia española a Herat y Kabul.
En los últimos meses han ido volviendo la unidades que estaban destinadas junto a los helicópteros de ataque Tigre –enviados por el Gobierno Rajoy para dar más seguridad a las tropas y que no quiso enviar el Gobierno Zapatero porque dejarían en evidencia que la misión no era humanitaria-, la unidad de inteligencia que gestionaba los aviones no tripulados o el destacamento aéreo que contaba con un avión de transporte Hércules.
El pasado mes de agosto, España tenía en Afganistán un total de 263 militares y guardias civiles entre la base de apoyo avanzado y el mando regional de Herat, donde están 234 militares, y el cuartel general de la ISAF en Kabul, donde están integrados 29 oficiales y suboficiales del Ejército, uno de ellos un guardia civil. Menos militares incluso que los que conformaban la primera rotación que llegó al país asiático en 2002.
El número de tropas se ha vuelto a incrementar en las últimas semanas, con la llegada hasta la base de Herat de un Grupo Táctico de Protección de la Fuerza, que será la encargada de dar seguridad a la principal base española en la provincia. De este modo, el número de efectivo se ha vuelto a establecer por encima de los 450 efectivos. Exactamente, en 464 militares y guardias civiles.
La nueva misión
Pese al punto y final de ISAF como misión, ni las tropas españolas ni las internacionales van a abandonar todavía el país asiático. Pese a un año de dificultades causadas por el largo proceso electoral celebrado en Afganistán, la OTAN pondrá en marcha a partir de enero la misión Resolute Support (Apoyo Decidido), con el objetivo de continuar dando adiestramiento y apoyo al Ejército Nacional Afgano y a las Fuerzas de Seguridad del país asiático.
La misión que tendrán las tropas españolas estará centrada en su totalidad en la provincia de Herat. Serán los encargados de mantener la gestión del hospital de la base Camp Arena de Herat, continuarán gestionando el aeropuerto militar de la ciudad, se harán cargo de la seguridad en el interior de la base y en todo su perímetro, y mantendrán una pequeña unidad logística.
El Consejo de Ministros ya aprobó el viernes que 485 militares españoles puedan ser desplegados en esta nueva misión por un periodo de un año, algo que tendrá que ser ratificado en el Congreso de los Diputados esta misma semana. No en vano, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, acudirá este jueves a la Cámara Baja para cumplir con la ley y que sea la cámara de representantes la que de el visto bueno final al despliegue.
Bajas en Afganistán
La misión en Afganistán se ha cobrado 100 bajas en estos casi trece años. Es, con diferencia, la operación internacional con más víctimas desde que las Fuerzas Armadas saliesen al exterior por primera vez desde la llegada de la democracia, con destino a Guinea Ecuatorial en 1987. Muy lejos quedan las 23 bajas que hubo en la misión de Bosnia-Herzegovina. En total, han fallecido en estos años 167 efectivos en el exterior (159 eran militares y ocho guardias civiles).
Del centenar de bajas en el país asiático, 73 de ellos pertenecían al Ejército de Tierra, 23 al Ejército del Aire, dos a la Armada y otros dos a la Guardia Civil. 98 de los fallecidos eran hombres y dos mujeres. 23 tenían el empleo de oficiales, 43 de suboficiales y 34 pertenecía al escalafón de tropa y marinería.
79 de los militares fallecidos lo hicieron en dos trágicos accidentes aéreos. El primero de ellos, causante de las primeras víctimas españolas en la misión, tuvo lugar el 26 de mayo de 2003, cuando un avión de transporte Yakolev 42 que traía a un relevo de vuelta a España se estrelló en una montaña junto a la localidad turca de Trebisonda. En el mismo, perdieron la vida 62 militares. El segundo se produjo el 16 de agosto de 2005, cuando un helicóptero Eurocopter AS-532 Cougar se estrelló junto a la localidad afgana de Shindand, 20 kilómetros al sur de Herat. Perdieron la vida 17 militares.