Carme Forcadell ha gobernado con el apoyo de la Generalidad y mano de hierro la Assemblea Nacional Catalana (ANC), pero su mandato acaba en pocos meses y no puede presentarse a la reelección. Además, su proximidad con el presidente de la Generalidad, Artur Mas, levanta algo más que suspicacias, tanto en una parte de la organización como en ERC. La pinza entre Mas y Forcadell, líder y a la vez portavoz única del grupo separatista, mantiene a Junqueras contra las cuerdas.
Forcadell apoya la lista conjunta que plantea el líder de CiU, en la que ella figuraría en uno de los primeros puestos y su opinión es, por el momento, mayoritaria en la dirección de la ANC, pero ERC ha maniobrado para provocar discrepancias en la organización separatista. El primer efecto ha sido la apertura en la ANC de un debate imprevisto, el de la conversión de la organización separatista en partido político, algo que los estatutos de la organización, elaborados por cuadros de ERC y del independentismo más radical, prohíben expresamente.
Sin embargo, tal cláusula no es impedimento en una entidad asamblearia que además debe afrontar el cambio de su cúpula en la primavera del próximo año, tras la independencia según su hoja de ruta. Entre Forcadell y Junqueras existe una manifiesta enemistad. La primera milita en ERC, fue concejal por el partido republicano en Sabadell y depurada tras el último cambio en la cúpula de la formación. Y desde su posición dominante en la ANC, con el aval, también en términos económicos, de la administracion autonómica (de la que además es funcionaria en el departamento de Enseñanza), Forcadell se ha convertido en la primera propagandista de Mas en el "independentismo de calle".
En ese terreno, Mas le ha ganado la partida a Junqueras y se ofrece ante el electorado separatista como un líder desprendido que está dispuesto a presentarse sólo una vez más e incluso a cerrar la lista única que plantea como condición innegociable para adelantar las elecciones autonómicas y convertirlas en un 9-N definitivo. Junqueras se resiste, por el momento, a la "oferta" de Mas pero ya ha concedido la abstención, como mínimo, para que los presupuestos autonómicos del próximo año, que se deben votar esta semana, salgan adelante. CiU relaciona la aprobación de las cuentas con la paga extra de los funcionarios, "argumento" que sitúa a ERC, formalmente la oposición, ante la tesitura de ponerse a los empleados públicos en contra.
El líder de ERC pretendía que Mas aceptara adelantar las elecciones sin lista única a cambio de no obstaculizar los presupuestos, pero el líder de CiU no se apea de su condición de adelantar las elecciones sólo a cambio de que ERC prescinda de sus siglas y Junqueras se olvide definitivamente de ser el próximo presidente de la Generalidad. En este contexto, el dirigente de ERC ya ha dado la primera muestra de flaqueza. No obstante, las cizañas que provoca su partido en el seno de la ANC podrían mejorar su posición. Si la ANC reorienta su estrategia y prioriza el adelanto electoral en vez del partido único, Mas se vería obligado a agotar la legislatura, salvo que prefiriese enfrentarse a unas elecciones con ERC, Podemos y hasta la ANC como siglas en liza con CiU, la coalición que fundara Jordi Pujol.