Pasó el tiempo de los abrazos y las fotos. El presidente de la Generalidad, Artur Mas, y el líder de ERC, Oriol Junqueras, no disimulan su alejamiento personal, la pérdida de la "química" y la complicidad rota durante las reuniones que sirvieron de marco al referéndum del pasado 9 de noviembre. Junqueras cree que Mas le ha engañado y Mas reprocha a Junqueras que no citara la querella de la Fiscalía en su conferencia y que anteponga el proyecto de ERC al de la independencia.
Junqueras es el personaje más presionado en estos instantes de la política catalana. En su propio partido son cada vez más quienes le animan, le instan o le exigen que pacte con Mas aún a cambio de diluir las siglas republicanas junto a las de Convergencia en una lista de partido único. Esa es también la opción de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), decididamente a favor del plan de Mas en detrimento del de Esquerra.
La primera reunión en esta segunda fase post 9N del proceso se celebró este miércoles por la mañana, duró una hora y sirvió para fijar el calendario de reuniones entre Mas y Junqueras para los próximos días, así como los puntos a negociar. Sin embargo, CDC no se mueve un milímetro de su oferta mientras Junqueras intenta consguir algún apoyo a su plan, que se presentan como "candidaturas unitarias por la independencia pero cada uno con sus siglas".
Iniciativa per Catalunya y las CUP también están invitadas a formar parte del partido de Mas, pero los primeros ya han declinado la oferta y los segundos debaten en estos momentos si volverse a presentar bajo la denominación actual o cambiar la marca electoral, por lo que contemplan con distancia la nueva secuencia de contactos.
En Convergencia se insiste en que no tiene ningún inconveniente en agotar la legislatura (que concluye en otoño de 2016) y que no se apeará de la "hoja de ruta" de Mas y su lista única. En cambio, Junqueras se ha mostrado "esperanzado" en que se llegará "al máximo posible de acuerdos" para avanzar las elecciones.