Oriol Junqueras tardó más de una hora en decirle a Artur Mas, sentado en primera fila del auditorio donde el líder republicano congregó a unas dos mil personas, que no acepta integrarse en un partido único a cambio de adelantar las elecciones autonómicas. El dirigente de ERC quiere que Mas convoque elecciones ya y que los partidos separatistas se presenten con sus siglas, sus candidatos y sus "independientes". Considera que sumarán más diputados separados que juntos (como afirman las encuestas) y que la manera de agregar más votos favorables a la independencia es sumar una mayoría parlamentaria que represente a todas las "sensibilidades" del separatismo.
Así pues, Junqueras ha dado calabazas a Mas y le ha retado a asumir una "hoja de ruta" que en principio garantizaría una mayoría parlamentaria suficiente para proclamar de facto la separación de Cataluña de España. El plan de Junqueras se basa en cinco puntos: que los partidos conserven las siglas pero le agregen el apellido de "candidatura por la indepencencia"; que la independencia sea una promesa electoral de todos los programas; que se lleve a cabo un acto conjunto bajo el lema "Ahora o nunca" (el eslogan es opcional); que todos los partidos incluyan "independientes transversales"; y que tras las elecciones se forme un gobierno de unidad que redacte la constitución de la República de Cataluña y la someta a referéndum.
Según este plan, no haría falta siquiera proclamar la independencia. Junqueras cree que si el bloque separatista obtiene la mayoría, tendría un "mandato democrático" para crear las estructuras de Estado catalanas y negociar "de igual a igual" con España mientras redacta su propia carta magna, monta un ministerio de Exteriores y otro de Hacienda.
En síntesis, Junqueras comparte los objetivos de Artur Mas, pero apuesta por una división táctica y unas elecciones inmediatas para aprovechar la inercia del referéndum del 9N y la pasividad del Gobierno. En el plano formal, los cálculos de Junqueras son impecables a la luz de los sondeos, pero abocan a Mas a asumir el riesgo de no encabezar la lista más votada del grupo de los partidos apellidados "candidatura por la independencia".
Pese a que los cálculos parlamentarios de Junqueras son difícilmente objetables, en la práctica el presidente de la Generalidad podría optar por agotar la legislatura ante el riesgo de perder el control del proceso separatista. La ANC le apoya y la peripecia del referéndum ha provocado que remonte en las encuestas de CiU. El caso Pujol , salvo sorpresas que no se descartan y afectarían al actual presidente de la Generalidad, no ha hecho mella en las bases separatistas
Junqueras reta a Mas y su plan es, a priori, garantía de mayoría. En la actualidad, el parlamento autonómico es de 135 escaños. CiU tiene 50; ERC, 21; el PSC, 20; el PP, 19; Iniciativa, 13; Ciudadanos, 9; y las CUP, 3. La suma de CiU, ERC, Iniciativa y las CUP sería suficiente para adentrarse en las sendas que proponen tanto Mas como Junqueras, quienes consideran que el PSC no tardaría en sumarse al "proceso constituyente". En sus esquemas, el "unionismo" se mantendría estable, aunque con el liderazgo de Ciudadanos en vez del PP y la previsible irrupción de Podemos contribuiría a un "ambiente asambleario" favorable a la independencia catalana. La clave está en la primera posición, que se diputan CiU, reforzada tras el referéndum, o ERC, que aún mantiene un punto más de credibilidad secesionista.
El acto de Junqueras sirvió para exponer una jugada con más recorrido que la de Mas, pero evidenció que el tirón del líder republicano ha caído en picado. Los asistentes al acto tardaron casi media hora en interrumpir con aplausos al orador y una hora en gritar ¡independencia!, fenómenos "espontáneos" que en la conferencia mitin de Mas surgieron antes. No ayudó ni el tono adoptado por Junqueras (de profesor de introducción a una carrera de letras), ni que pretendiera improvisar sin papeles ni atril, ni la duración (hora y cuarto) ni comentarios como declararse "católico practicante" o que subrayara la importancia del idioma urdú en la futura República Catalana. La líder de la ANC, Carme Forcadell, no podía disimular su incomodidad ante el discurso de Junqueras. En la lísta única que propone Mas, ella es la número dos. En cambio, en el modelo electoral planteado por Junqueras, Forcadell, que es militante de ERC, ni aparece.
Si la semana pasada la pelota estaba en el tejado de Junqueras, el rebote la ha desplazado hasta la azotea de Mas. Todo indica que este mismo miércoles, el presidente de la Generalidad y el líder de ERC se verán las caras en privado. Como aviso a navegantes, Junqueras dejó caer la idea de que el "gobierno constituyente" deberá redactar una "ley de transitoriedad jurídica" para facilitar la supresión de las leyes españolas y su sustitución por una nueva legalidad. El programa de Junqueras está resumido en un manifiesto que ya ha recibido la firma de "figuras" como Joel Joan, Toni Albá, Juanjo Puigcorbé o la cocinera Ada Perellada.