Artur Mas se ha convertido en el líder absoluto del proceso separatista tras el apoyo que le mostraron casi novecientos alcaldes, así como Carme Forcadell, de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), y Muriel Casals, de Òmnium Cultural, el pasado sábado en el Palacio de la Generalidad. El sucesor de Jordi Pujol maneja a su antojo la agenda política y avisa de próximos pasos que se niega a concretar "para no dar pistas". Exhibe una fe ciega en que el próximo 9 de noviembre se celebrará el referéndum y lanza discursos que superan en radicalismo a los de David Fernàndez, el diputado de las Candidatures d'Unitat Popular (CUP).
El homenaje de los alcaldes a Mas confirmó el cambio de papeles en el proceso. Oriol Junqueras ha perdido el rol dominante que ostentaba hasta que el presidente de la Generalidad ha comenzado a dar sobradas muestras de que está dispuesto a llegar hasta el final, convencido de que más pronto que tarde se romperá la unidad que exhibe el frente separatista y quedará liberado de su promesa de poner las urnas el 9 de noviembre. En ningún caso se plantea Mas ser el primero en dar un paso atrás mientras que la figura de Junqueras queda difuminada tras las soflamas y amenazas al Gobierno y al Tribunal Constitucional de Artur Mas.
Contra los pronósticos del propio Junqueras y del empresariado catalán, Mas se ha echado al monte sin vacilación y frente a la retórica de la desobediencia de ERC el president predica con hechos consumados, burlas al Constitucional, mensajes desafiantes y recusaciones. Hasta en su entorno se muestran sorprendidos por lo que denominan "contundencia" de Mas y su "determinación". Lo atribuyen a una estrategia consciente para rearmar electoralmente a Convergència y reducir la distancia que ahora mismo le separa en intención de voto del partido republicano.
Sin embargo, casi nadie contaba en el bloque separatista con que fuera Mas quien abanderara la rebelión. De hecho, se daba por descontado que "desmontaría" el referéndum nada más acusar recibo de la resolución del Tribunal Constitucional. Tras la reunión de siete horas del viernes con Junqueras, David Fernàndez, Homs y representantes del resto de los partidos del referéndum, se avista la posibilidad de que Mas tenga nuevos ases en la manga y el 9-N sea definitivamente una realidad, ilegal, sin ninguna garantía democrática, pero objetiva.
Los celos y la irritación de Junqueras con Mas no sólo se debe a que el president toma decisiones sin consultarle, como la retirada de la campaña y su reposición en el formato de mensaje "informativo" de la Generalidad sobre la suspensión de la "consulta", sino a que le ha tomado la delantera con una "hoja de ruta" que tanto en ERC como en las CUP consideran perfectamente ajustada a sus pretensiones más radicales. Así, la figura de Mas comienza a cobrar crédito entre las bases electorales independentistas mientras decrece la de Junqueras, cuyo protagonismo comienza a limitarse a un rincón de las fotografías "históricas" que día tras día encabeza Mas.
Existe un "plan", pero es "secreto", para celebrar el referéndum, se jactan Mas y David Fernàndez. Los alcaldes se han comprometido a poner ellos las urnas, pero el líder de CiU dispondría de "alternativas" más elaboradas frente al bloqueo del Constitucional y la tenue respuesta del Gobierno. Mas luce perfil enigmático, además de revolucionario, mientras se intensifican los preparativos para el 9-N.