Jordi Pujol ha vuelto a hablar. Lo ha hecho en la puerta de su casa, en la ronda General Mitre, donde decenas de periodistas y ciudadanos hacen guardia esperando las entradas y salidas de Pujol y señora, Marta Ferrusola, que el miércoles envió "a la mierda" a un periodista. Pujol, en cambio, ha accedido a atender unos segundos a la prensa en la mañana de este jueves para dejar caer una velada amenaza: "No es que yo no tenga nada más que decir, sí que tengo cosas que decir. Las diré cuando nos pongamos de acuerdo sobre la fecha", en alusión a su comparecencia parlamentaria.
Pujol se ha quejado ante los periodistas de que el Parlament todavía no le ha contestado a la carta en la que expresidente de la Generalidad se comprometía a comparecer en la cámara autonómica, pero no antes del 22 de septiembre para no interferir ni en la celebración de la Diada ni en la convocatoria del referéndum, prevista para el día 19. En el texto no incluyó, sin embargo, la cita de su hijo mayor ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, prevista para el 15, verdadera razón por la que ha decidido el retraso.
"Contesté -ha declarado- que aunque no estoy obligado porque el reglamento no lo exige, por el respeto que tengo al Parlament y por lo que representa desde el punto de vista de nuestro país y de la democracia, iré". "Estoy a la espera -añadió- de que se pongan de acuerdo sobre la fecha".
"Pita por Pujol, honorable ladrón"
El expresidente autonómico, que recibió la visita de su hijo Oriol, dimitido de todos sus cargos políticos, no ha querido hacer más valoraciones, ni sobre las peticiones de comisión de investigación ni sobre las pesquisas judiciales sobre el dinero de la familia. Mientras, decenas de ciudadanos lo increpaban, le llamaban "chorizo" y los conductores hacían sonar sus bocinas ante una pancarta en la que se podía leer: "Pita por Pujol, honorable ladrón".