Tal y como adelantó Libertad Digital el pasado día 15, Josep Rull mantendrá caliente la silla de Oriol Pujol en la estructura de mando de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Su amistad con el imputado dimitido, su incuestionable ortodoxia antiespañola y el apoyo de los sectores más radicalizados del partido han determinado la designación de Josep Rull, recambio de Pujol y el valor más en alza entre los aspirantes a suceder a Artur Mas.
Rull ha segado la hierba bajo los pies de los otros dos aspirantes, Lluís Coromines y Jordi Turull, cuyo principal error en esta "campaña" fue ponerse a disposición del partido, cosa que no hizo, por ejemplo, Felip Puig, consejero de Industria y quien ya ocupara ese cargo de dos de CDC en la primera década del siglo. Veterano dirigente de Convergència, se descartó a la primera de cambio sabedor de lo caro que se paga presentarse voluntario en ese partido. A Coromines, vicesecretario, Rull le ha mandado a preparar las municipales, que en el seno de CDC y a estas alturas se conjuga como futuro remoto. Turull ya había caído en desgracia tras aquella sonada intervención en el Congreso de los Diputados, con Marta Rovira (ERC) y Joan Herrera (ICV-EUA), los "verdirojovioletas".
Y tal como anunciara Rull cuando aún no había tomado posesión, la estructura de mando de CDC cambia. Se habilita un comité de dirección que pretende ser un órgano colegiado. Colegiado y presidido por Rull y con una portavoz de su entera confianza, Mercé Conesa, alcaldesa de Sant Cugat. Conesa alcanzó su mayor momento de popularidad al trascender una singular peregrinación al Vaticano junto a un amplio séquito de alcaldes y concejales convergentes encabezados por el presidente de la Diputación de Barcelona, Salvador Esteve. Pretendían una audiencia y una misa privadas con el Papa Francisco y explicarle el "derecho a decidir". Sin avisar, fuera de agenda, querían que el Papa les recibiera y al efecto le llevaban como presente un libro de la Diputación con fotos de Montserrat. No pudo ser, ya que la Guardia Suiza se mostró inflexible con la falta de acreditación de la comitiva catalana.
Los cambios en CDC confirman la deriva extremista y el mantenimiento del rumbo de colisión del partido, reafirman el control de los Pujol sobre la dirección del proceso separatista y limitan la capacidad de maniobra de Mas, encargado de presentar en rueda de prensa los cambios, a pocos días de su reunión con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. En resumen, el sector conocido como los "talibanes", el "pinyol", se renueva con la sustitución de un "talibán" por otro "talibán". Rull ya está por encima de Homs y Santi Vila en las quinielas para suplir a Mas y crece la impresión de que Oriol Pujol se ha ido como Duran, a esperar tiempos mejores.