La dimisión de Oriol Pujol Ferrusola después de dieciséis meses imputado en varios procedimientos no sólo pretende entorpecer la acción judicial, en la que prácticamente se habrá de comenzar de cero al dejar de ser aforado el hijo dedicado a la política de Jordi Pujol, sino que sitúa a su amigo Josep Rull en una posición privilegiada en la carrera sucesoria del partido en el preciso instante en que se ha desatado el debate sobre el relevo de Mas, a quien se considera amortizado en el seno del frente separatista.
El futuro de Oriol parecía perfectamente encaminado cuando asumió la secretaría general del partido. Artur Mas sería un líder transitorio a la espera de que cuajara la astilla pujolista. Los negocios de familia, las sospechas de sobornos y la investigación judicial han cercenado de cuajo ese futuro. Pero la familia Pujol Ferrusola no renuncia a mantener el control del partido y del proceso sucesorio. Josep Rull, amigo de todos los hermanos Pujol y quien ya se había hecho cargo interinamente de la secretaría general durante los últimos meses es el elegido para sustituir a Pujol y se suma a la terna de candidatos a ocupar la cabecera de cartel de la próxima candidatura autonómica convergente.
A pesar de ser el último nombre en sumarse al debate, Rull ocupará una posición de privilegio, muy por encima de las de sus competidores. Los consejeros Francesc Homs, Santi Vila y Germà Gordó eran los tres principales aspirantes mientras Oriol Pujol diseñaba su estrategia de defensa judicial aferrado al escaño de diputado autonómico. Tampoco había renunciado al cargo de partido, el de secretario general, pero había dado un paso a un lado y confiado la gestión del día a día en su colega de andanzas juveniles (Rull fue presidente de las juventudes convergentes entre 1994 y 1998) y en el fiel y gris Lluís Coromines, vicesecretario de coordinacion institucional del partido y sobre quien recayó la mayor parte del trabajo admnistrativo mientras Rull se consolidaba como eficaz suplente y portavoz autorizado.
En Convergència no se van a celebrar ni primarias ni debate interno para sustituir a Oriol. Rull ya cuenta con todos los avales y se permite hacer declaraciones sobre la necesidad de que la dirección del partido sea colegiada, en clara alusión al distanciamiento de la familia Pujol con Artur Mas. Hasta la dimisión, Homs, Vila y Gordó maniobraban de forma notoria a la espera de que la presión interna derribe a Mas. Ahora, el gesto de los Pujol señala en dirección a Josep Rull, separatista convencido, de verbo tan agresivo como el de Francesc Homs, miembro fundador del "pinyol" (los dirigentes separatistas que pronto fueron llamados también "los talibanes") y, sobre todo, alguien de confianza de la familia del expresidente de la Generalidad.