La Casa Real ya había avanzado que no habría discursos, pero sí gestos. Y los hubo. Fue una ceremonia de abdicación breve y sencilla, de no más de media hora de duración. Pero estuvo llena de significado. Los cuatro grandes protagonistas (Don Juan Carlos, Doña Sofía, Don Felipe y Doña Letizia) dejaron alguna imagen para la posteridad.
Por encima de todo, destacó el abrazo del rey saliente con el entrante. Cuando volvía de firmar la Ley de Abdicación, Don Juan Carlos se dirigió a su hijo, le abrazó y le cambió el sitio. El lugar preferente pasaba entonces a ser ocupado por Don Felipe. Con esta imagen, el Rey dejaba claro que a partir de ahora el asiento de honor ya no le pertenece a Juan Carlos de Borbón, sino a Felipe VI.
Los tres gestos
La ceremonia fue breve y emocionante. Los gestos iban dirigidos a subrayar la voluntad de permanencia de la Monarquía y la dinastía. Tanto Don Juan Carlos como Don Felipe lo reflejaron con sus actos.
- El abrazo del Rey y el cambio de sitio: el gesto con mayúsculas fue el que tuvo Don Juan Carlos con su hijo cuando volvía de firmar la Ley de Abdicación. Entonces, el Rey abrazó al hasta ahora Príncipe de Asturias y le obligó a ocupar su sitio.
Hasta ese momento, los lugares estaban distribuidos, de derecha a izquierda, con Doña Sofía, Don Juan Carlos, Don Felipe y Doña Letizia. Es decir, el lugar de honor (centro a la derecha) lo ocupaba el Rey. Tras el intercambio, el nuevo Rey quedaba en el lugar preferente. La reina y Doña Letizia no cambiaron de lugar, fue sólo un movimiento simbólico, pero significativo. Desde este momento, nunca más Don Juan Carlos ocupará el lugar más destacado cuando su hijo esté presente.
- El beso de la Reina: pasó más desapercibido, pero también fue relevante. Doña Sofía aprovechó el momento en el que Don Juan Carlos se acercaba tras firmar la Ley y le dio un abrazo y un pequeño beso en la mejilla.
- Las infantas: cuando la ceremonia tocaba a su fin, el Príncipe tuvo un último recuerdo y llamó a las dos infantas para que se acercaran a saludar al Rey y a la Reina. La teoría dice que la continuidad de la monarquía está en las manos de las infantas Leonor y Sofía, de ocho y seis años de edad, y por eso quiso que también estuvieran presentes en un momento tan significativo.