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Los cónsules en Barcelona se niegan a reunirse con Carme Forcadell y Carles Viver, 'emisarios' de Mas

El Cuerpo Consular de la capital catalana esquiva a la líder de la ANC y al presidente del Consell Assesor per a la Transició Nacional (CATN).

Las iniciativas de Artur Mas en el frente diplomático se cuentan por fracasos. El último tropiezo es la negativa del Cuerpo Consular acreditado en Barcelona -la cuarta ciudad no capital de un Estado, tras Nueva York, Hong-Kong y Hamburgo, en representación consular- en reunirse por separado con Carme Forcadell, omnipresente presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), y Carles Viver Pi-Sunyer, el exvicepresidente del Tribunal Constitucional que está al frente del Consell Assesor per a la Transició Nacional (CATN) de la Generalidad.

El comité ejecutivo del Cuerpo Consultar ha eludido los dos encuentros en plena polémica por el último informe del CATN, sobre la posición de la UE ante la secesión de Cataluña, y por la ponencia aprobada por la ANC en la que se contempla la toma de las infraestructuras y bienes del Estado en la comunidad autónoma en caso de declaración unilateral de independencia.

En ese contexto, Mas ha intentado sondear al Cuerpo Consular a través de sus dos enviados especiales, pero éstos han topado con un muro infranqueable al extenderse la certeza de que el presidente de la Generalidad intentaba involucrar al centenar de cónsules, entre diplomáticos de carrera y honorarios, que hay en Barcelona en la causa separatista.

Alrededor de una setentena de estos representantes diplomáticos son destacados miembros de la denominada sociedad civil catalana, como Sol Daurella (Cobega), o empresarios como Joan Gaspart (Husa), pero también hay un sector profesional que sigue las instrucciones de sus embajadas y los criterios tradicionales de la diplomacia.

La Generalidad ha tratado de penetrar en este ámbito a base de reconocimiento (una cruz de San Jorge colectiva el año pasado) e incluso cediendo instalaciones para actos del Cuerpo Consular o para las actividades administrativas del Comité Ejecutivo de esta entidad, cuyo decano es el cónsul del Reino Unido, Andrew Peter Gwatkin. Sin embargo, la deriva radical del proceso separatista y de Artur Mas han aconsejado a los cónsules no participar a título colectivo en ninguna reunión, acto o encuentro con la Generalidad o sus emisarios que se puede interpretar en clave política.

Todo lo contrario sucede con las reuniones con representantes del Gobierno, que parece haber ganado la partida en el terreno diplomático a la Generalidad, caracterizada por su fuerte inversión en las que denomina "embajadas", los anuncios en la prensa internacional y los pagos (más de 700.000 euros anuales) a la consultora Independent Diplomat, una organización que dice tener fines benéficos y cuyo principal cliente es el Estado islámico de Somalilandia.

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