La entrevista del pasado domingo en el suplemento Crónica del diario El Mundo en el que se apuntan nuevas revelaciones sobre la participación del Rey en el 23-F ha tenido por respuesta, de momento, el silencio de partidos políticos, Casa Real y no pocos medios de comunicación. Sin embargo, algunos de los protagonistas que aparecen en el libro de Pilar Urbano y que fueron citados en la mencionada entrevista han comenzado a revolverse.
Es el caso de José Antonio Segurado, quien fuera presidente de la patronal madrileña CEIM durante los primeros años de la democracia, coincidiendo con el nacimiento de la propia organización empresarial.
En la entrevista, Urbano se queja de que un periodista no siempre llegue a todo y señala que "habría que volver atrás" para poder averiguar "la historia oculta de muy altos protagonistas, con medallas colgadas por tales y cuales acciones, que no las habían merecido porque, sencillamente, ellos no habían sido los héroes". Se refería Urbano -y así contesta cuando se le pregunta por esos héroes- a que "la gran desmemoria de Suárez" no sólo ha beneficiado al Rey, sino a otros personajes como "Osorio, Fraga, Herrero de Miñón, Segurado y a todos los comparsas de la Operación Armada, militares, empresarios, periodistas...".
Sin conocer el alcance de las menciones de Urbano sobre Segurado en su libro -que no verá la luz pública hasta el próximo jueves- el aludido se queja este martes en el diario El Mundo y a través de una "carta al director", de la mención en la entrevista. "Es una insinuación inadmisible, por absolutamente falsa en lo que se refiere a mi persona", dice el protagonista.
Sugiere que, quizá, Pilar Urbano le haya confundido con un "cargo empresarial fallecido que, sin conocimiento de Carlos Ferrer -que yo sepa- ni mío se entrevistó con Armada en Lérida y, después se comentó, constaba su nombre en la lista manuscrita de Gobierno que el general enseñó a Tejero y éste no aceptó".
Por si quedara alguna duda, Segurado deja claro que "nunca hablé, conocí ni saludé jamás al general ni a nadie que hablase en su nombre, ni por supuesto a ninguno de los intervinientes de la Operación Armada". Además, describe dónde estaba y qué hacía el mismo 23-F cuando se produce la intentona golpista. "El día del golpe de Estado estaba en la patronal madrileña CEIM, que presidía, despachando con mi amigo y empresario José Meilá cuando mi secretaria, Mariluz de la Fuente, me dijo 'han ocupado el Congreso'". Recuerda también que más tarde hizo declaraciones en RNE apoyando la Constitución, la democracia y al Rey condenando la ocupación de Las Cortes. Hasta cantó "con amigos y familia libertad, libertad sin ira libertad".
En cambio, resulta muy curioso, en el relato que hace Segurado en su carta al director en El Mundo, casi al final de la misma, cuando hace mención a la última vez que informaron a Suárez: "Fue cuando Carlos y yo regresamos de EEUU en agosto de 1980 de visitar al general Alexander Haig y le trasladamos lo que opinaba sobre la situación española".
Y esta mención no deja de ser curiosa porque, tal y como señala el libro de Jesús Palacios El Golpe del CESID (Planeta, 2001) el Cesid (ahora CNI) informó al embajador americano, Terence Todman, de lo que se preparaba en España. Se dice que desde el 20 de febrero EEUU sabía que el golpe tendría lugar el 23 de febrero. Así lo comunicó la embajada al Departamento de Estado americano y, precisamente también, al general Alexander Haig, secretario de Estado, que informó a su vez al presidente Ronald Reagan. La propia noche del 23 de febrero, Haig dijo por televisión que los acontecimientos de Madrid eran "un asunto exclusivamente español". Pocos días después su departamento rectificó en la prensa y dijo que EEUU se afirmaba en el apoyo a la nueva democracia Española en los cinco años transcurridos desde la muerte de Franco.