En febrero de 2011, al calor de la Ley de Memoria Histórica aprobada por el Gobierno Zapatero, el Parlamento vasco acordó la retirada de las calles del País Vasco de cualquier tipo de símbolo relacionado por el Régimen de Franco. Para ello, solicitó ayuda al Gobierno vasco y a Eudel, la asociación de municipios vascos. A finales de abril de 2012, se configuró una comisión compuesta por técnicos designado por ambas instituciones.
El 1 de octubre de 2012, cuando sólo quedaban algunas semanas para las elecciones autonómicas que supondrían la designación del peneuvista Iñigo Urkullu como nuevo lehendakari meses después, y con el socialista Patxi López todavía residiendo en el Palacio de Ajuria Enea, esta comisión de técnicos remitió su informe al Ejecutivo de Vitoria. Doce folios en los que no sólo se señalaban símbolos franquistas, sino también el modo de acometer su retirada.
Este "Dictamen recomendatorio de la Comisión Técnica para la retirada de símbolos franquistas de Euskadi", al que ha tenido acceso Libertad Digital, divide los elementos a retirar entre los "símbolos singulares" y "callejero" de las poblaciones vascas. En lo relativo al primer bloque, lo divide en "El escudo oficial", "Placas y elementos arquitectónicos", "Grandes letreros de la Obra Sindical del Hogar y similares", "Placas de viviendas", "Cuadros de cargos públicos del franquismo" y "Designaciones de hijos predilectos o adoptivos".
En lo que al segundo apartado se refiere, el de las calles vascas, incluye los subapartados "Cultura política del Carlismo", "Intelectuales de la derecha española", "Políticos o influyentes empresario con cargos públicos", "Mártires de la Guerra Civil o lugares de memoria" y "Otros". Precisamente, en este último, es donde los técnicos designados por el Gobierno que entonces presidía Patxi López ponen en el objetivo a la Plaza de España de Vitoria, en la que se encuentra el Ayuntamiento de la capital vasca.
"Además de las cinco categorías anteriores, pueden existir casos aislados que no se ajusten a ninguna de ellas. Así podría ser el ejemplo de la Plaza de España de Vitoria-Gasteiz. Por supuesto, esta Comisión reconoce que el nombre España no tiene una vinculación per se con la Guerra Civil ni con la Dictadura. Sin embargo, en este caso particular ese nombre sí contiene cierta relación, al ser el elegido para sustituir la anterior denominación de la plaza (República), por parte del Ayuntamiento nombrado por los sublevados", recoge el dictamen.
Acto seguido, se incluye la "recomendación" de este supuesto grupo de expertos: "por lo tanto, para casos similares al expuesto, se recomienda que, aunque la Corporación correspondiente pudiese decidir su continuidad, debería quedar constancia por acuerdo o por resolución municipal la supresión de aquellas connotaciones ideológicas que tuviesen con la Guerra Civil y la Dictadura".