Los Reyes presiden el funeral de Estado en la catedral de La Almudena, el primer acto de homenaje de los que se celebrarán durante toda la jornada en la capital con motivo del décimo aniversario de los atentados del 11-M, en el que murieron 191 personas y más de 1.800 resultaron heridas.
A las diez de la mañana, el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, inició una misa en recuerdo de las víctimas en la catedral madrileña, a la que asisten además de los Reyes, la Princesa de Asturias -el Príncipe no, al tener que asistir en Chile a la investidura de su presidenta Michelle Bachelet- y la infanta Elena.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y numerosos miembros de su Ejecutivo como Saénz de Santamaría, Jorge Fernández Díaz o Alberto Ruiz Gallardón entre otros
Igualmente asistieron representantes del resto de instituciones del Estado y también todas las asociaciones de víctimas con Pilar Manjón, Ángeles Pedraza, Ángeles Domínguez y Marimar Blanco a la cabeza. Entre ellos se encontraba el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, la secretaría general del PP, María Dolores de Cospedal o la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes. Tampoco faltaron el presidente del Congreso, Jesús Posada o el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.
Es sin embargo en La Almudena cuando las víctimas están recordando juntas los diez años de la masacre. Hace siete años lo hicieron también unidas cuando los Reyes inauguraron el monumento construido frente a la estación de Atocha con motivo del tercer aniversario de los atentados.
"El recuerdo de los que murieron y el dolor de los heridos, que llevan todavía en su cuerpo y en su alma las huellas de sufrimiento indecibles, continua invitándonos a todos, singularmente a los cristianos de Madrid, a renovar nuestras plegarias por ellos, al examen de conciencia: ¿Cómo nos hemos comportado con ellos en éstos durísimos años?", se ha preguntado Rouco Varela durante su homilía.
Asimismo, ha denunciado a los que "con una premeditación escalofriante estaban dispuestos a matar inocentes, a fin de conseguir oscuros objetivos de poder". "Porque hay individuos y grupos, sin escrúpulo alguno, que desprecian el valor de la vida humana y su carácter inviolable, subordinándolo a la obtención de sus intereses económicos, sociales y políticos. ¡Siempre tan mezquinos!", ha lamentado.
El cardenal arzobispo de Madrid ha reflexionado asimismo sobre el fin del terrorismo y ha advertido de que "hay que estar abierto al perdón siempre, aunque sólo se pueda hacer efectivo cuando se muestra arrepentimiento sincero por los crímenes cometidos y se reparan los daños causados".