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Los nueve "cerebros del 11-M" según 'El País'

El guardián de la versión oficial del 11-M ha llegado a encontrar al menos nueve autores intelectuales, "cerebros" o directores de los atentados.

El guardián de la versión oficial del 11-M ha llegado a encontrar al menos nueve autores intelectuales, "cerebros" o directores de los atentados.

El País se ha autoerigido en guardián de la ortodoxia informativa y de la versión oficial del 11-M. De atender a las noticias y opiniones del periódico de Prisa, mientras todos los demás medios se sumían en los pozos de la conspiranoia la única versión estable y fiable sobre lo sucedido se podía leer en sus páginas.

Sin embargo, en su esfuerzo por apuntalar esa versión oficial, las explicaciones de El País han ido dando bandazos, especialmente en uno de los asuntos capitales de los atentados aún hoy no resuelto y que no se ha aclarado en las sucesivas resoluciones judiciales: la autoría intelectual de los crímenes, quién ordenó y planeó la mayor masacre terrorista vivida en nuestro país.

Lo que en tantas ocasiones se ha llamado el "cerebro": un puesto para el que El País ha ido presentando a distintos candidatos: El Tunecino, El Chino, Amer Azizi, El Egipcio, Abu Dahdah, El Haski, Mustafá Setmarian, los hermanos Moutaz y Mohannad Almallah Dabas… Fueron hasta nueve posibles "cerebros" y se iba cambiando de versión en plazos tan cortos como dos semanas. Eso sí, en todos los casos los titulares y las menciones eran contundentes.

El primero, El Tunecino

Sarhane Ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino, fue el primero al que, siguiendo los pasos de la investigación oficial, es señalado como coordinador de los atentados. La información aparecía el 1 de abril, menos de un mes después de los atentados.

Tan sólo tres días después El Tunecino era uno de los cádaveres en el presunto atentado suicida de Leganés, y eso servía a El País para dar por muertos a "los jefes del comando del 11-M", en referencia a el propio Abdelmajid Fakhet y a Jamal Ahmidan, conocido como El Chino.

Poco después, en un extraño artículo en el que se daba mucho protagonismo a los sueños del imán de la M30 en Madrid y de uno de sus fieles, se describía la evolución religiosa de un Tunecino que "se había ido despegando lentamente de la doctrina de tolerancia" de este líder religioso, al que se alababa por haberse enfrentado a los "cerebros de la matanza".

En compañía de otros

Dos eran los cabecillas que reconocía este extraño artículo: El Tunecino al que ya teníamos localizado, y un invitado que aparece en los últimos párrafos: "Amer Azizi, Othman Al Andalusi, presunto miembro de Al Qaeda vinculado al 11-S y ahora buscado por la policía como uno de los principales organizadores del 11-M".

Unos meses después, ya en junio del mismo 2004, es otro el nombre que se desliza, como codirector de unas operaciones terroristas en las que sigue participando como cerebro El Tunecino. Se trata de Rabei Osman el Sayed Ahmed, conocido como Mohamed El Egipcio. Ese hombre sería, durante años, la mayor apuesta de los de Prisa como cerebro del 11-M.

"Un proyecto mío" de El Egipcio

Pero la aparición estelar de El Egipcio se había producido dos semanas antes, el nueve de junio, y con honores de portada. La detención de este hombre, efectivamente natural de Egipto, fue la primera ocasión para llevarlo a portada con una contundente frase entrecomillada: "El 11-M fue un proyecto mío". Pero la frase no era esa, sino que en realidad El País estaba estirando periodísticamente la frase real que había en la transcripción de los traductores italianos: "El hilo de Madrid fue mío".

Al día siguiente ya no era "uno de los cerebros" sino el "presunto organizador de los atentados del 11 de marzo en Madrid" y ascendía a la condición de terrorista internacional: "El Egipcio preparaba un atentado inmediato en el metro de París".

Ese mismo año El Egipcio mereció otra portada más, el 8 de diciembre, con una fotografía con el terrorista entre policías y un titular que, de nuevo, no dejaba sombra de duda: "Italia entrega al 'cerebro' del 11-M".

Dos más: Abu Dahdah y El Haski

Parecía ya todo claro pero en el mes de octubre de ese mismo 2004 salta la sorpresa: haciéndose eco del testimonio de un mando policial El País nos pone sobre la mesa un nuevo nombre como "cerebro" del 11-M, aunque no era del todo novedoso: Abu Dahdah, que había sido detenido unos años antes en una operación de Baltasar Garzón contra la célula de Al Qaeda en España.

Ni El Egipcio ni El Tunecino ni Dahdah: en noviembre aparece de nuevo Azizi gracias a un nuevo testimonio al que El País da toda la credibilidad. Azizi es calificado como "jefe de Al Qaeda en Europa" y se asegura que "participó en las reuniones preparatorias del 11-M" y, dato curioso a la hora de incriminarlo, "estaba en Fuenlabrada cuando siete terroristas se suicidaron en la localidad limítrofe de Leganés".

A finales de ese año encontramos otro responsable más: El Haski, presunto líder máximo en Europa del Grupo Islámico Combatiente de Marruecos (GICM), al que Del Olmo acusaba de haber "participado (…) en la ideación, preparación y contribución efectiva de los atentados terroristas".

Aparece Setmarian

A principio de marzo de 2005 El País lanzaba una serie sobre "los tres personajes clave en la trama de terrorismo islamista que concluyó en el sangriento atentado del 11 de marzo de 2004". Estos eran Allekema Lamari, "el brazo ejecutor del 11-M"; Abu Dahdah, "el caudillo del fanatismo"; Mustafá Setmarian, "el hombre de Bin Laden en Madrid". Ni rastro de Azizi o El Tunecino.

Se trata de la primera vez en la que el periódico de Prisa relaciona a Setmarian con el atentado del 11-M, si bien se reconoce que "hasta ahora no se han logrado 'evidencias' de su participación en estos hechos". En otras ocasiones se le cita como "sospechoso del 11-M", aunque finalmente ninguna investigación seria haya podido relacionarlo con los atentados.

Eso no impidió que a finales de 2005 El País nos ofrezca la noticia de la detención de Setmarian en Pakistán citándole como "el presunto organizador de los atentados del 11-M".

Cosa de hermanos

No obstante, menos de dos semanas después de la primera mención a Setmarian se volvía a otra versión más habitual: en una información sobre un clérigo fanático de Londres se señalaba de nuevo a El Tunecino y Azizi como cerebros. El segundo era de nuevo citado como "organizador" un mes más tarde, en abril.

Otra teoría a la que El País se abonó fue la responsabilidad de dos hermanos: citando a "un informe policial" el periódico de Prisa asegura que los atentados "posiblemente no se hubieran producido" sin que los hermanos Moutaz y Mohannad Almallah Dabas desarrollasen su trabajo de "reclutamiento, adoctrinamiento y dirección".

La teoría tenía una ventaja clara: la intervención y "dirección" de los hermanos permitía también relacionar el crimen con el terrorismo islámico internacional, dada "la 'doble vinculación' de los hermanos sirio-españoles con Al Qaeda y el entramado central del 11-M".

El Egipcio, rey de los "cerebros"

Pero de las muchas versiones sobre el cerebro del 11-M que ha manejado El País, probablemente en la que más ha insistido ha sido la que culpaba a El Egipcio. No en vano, esa era la "versión oficial" que iba a ser juzgada en la Audiencia Nacional, así que había que apuntalarla.

Así se hacía a partir del informe policial de conclusiones al que El País daba honores de portada el 29 de septiembre, con imágenes incluidas de El Egipcio y El Haski, acompañados por los presuntos autores materiales: Bouchar y Zougam.

El mejor ejemplo es, probablemente, una pieza publicada durante el juicio oral sobre la comparecencia de El Egipcio en las sesiones. El artículo nos habla de "la marca indeleble de El Egipcio" y describe, entre otras cosas, los ademanes del acusado. En ellos encuentra peculiares argumentos acusatorios: "El Egipcio no es un cualquiera. No sólo por la gravedad de los cargos que pesan sobre él, también por su porte innegable de ulema, de doctor de la ley mahometana".

La "marca indeleble", por cierto, no era otra cosa que las señales que dejaban en su piel las cinco oraciones diarias hacia La Meca, "el rastro del golpe repetido de su cabeza contra la alfombrilla extendida en el suelo". Eso, y "unos ojos verdes (que) traspasan a quien tenga el valor de confrontar su mirada" fueron los dos rasgos que impresionaron "a los funcionarios de la Audiencia Nacional".

La decepción llegó cuando El Egipcio fue absuelto en la sentencia de la Audiencia Nacional: quedó probado que no había sido ni el "cerebro" ni nada parecido del 11-M, pero todavía más, quedaron refutadas acusaciones que El País había vertido insistentemente: El Egipcio no era exmilitar –solamente había hecho el servicio militar en su país y además en tareas administrativas-; no era un "experto en explosivos" puesto que no había sido artificiero en el ejército; y en las famosas grabaciones traducidas por la policía italiana –y que se volvieron a traducir a requerimiento de Gómez Bermúdez- no decía nada de lo que había servido al diario de Prisa para dedicarle varias portadas.

La insistencia en la culpabilidad de El Egipcio, por cierto, se olvidó tan pronto como fue promulgada la sentencia. En el editorial del día después, el uno de noviembre de 2007, los de Prisa pasaban de puntillas sobre la absolución no sólo de el propio Egipcio, sino también de El Haski y Youssef Belhadj –estos dos últimos sí fueron condenados por pertenencia a banda armada- los tres que estaban acusados de ser "cerebros" del 11-M.

"Porque había dudas, y muy fundadas, y porque no podía condenársele de nuevo por los mismos hechos ha sido absuelto Rabei Osman El Egipcio, uno de los considerados inductores del 11-M por el ministerio fiscal", fue lo único que dijo El País en un artículo que se titulaba, miren ustedes por donde, "El fin de la infamia".

Las teorías de Reinares

En los últimos años El País ha publicado algunos artículos alrededor del terrorismo islámico de Fernando Reinares, investigador en terrorismo internacional del Real Instituto Elcano.

En 2009 Reinares firmaba una tribuna en la que desvelaba, según sus propias palabras, "la pista que definitivamente relaciona los atentados del 11-M con el directorio de Al Qaeda". La relación era Amer Azizi, que ya había sido acusado en alguna ocasión anterior en El País y que había fallecido en un ataque de un dron de EEUU junto a "Hamza Rabia, entonces jefe de operaciones externas de Al Qaeda y máximo responsable del planeamiento de atentados en Norteamérica y Europa".

Reinares asegura que Azizi "aparece mencionado en al menos 141 de los 241 tomos correspondientes al sumario incoado en la Audiencia Nacional por los atentados del 11-M" y fue responsable de reclutar a El Tunecino. Olvida sin embargo que la participación de El Tunecino, y todos los demás muertos en Leganés, fue rechazada por el Tribunal Supremo, que en la sentencia en la que corregía lo dictado por la Audiencia Nacional señaló que dicha intervención no se podía considerar probada.

Hace unos pocos días Reinares, que acaba de publicar el libro ¡Mátalos! sobre el 11-M, pulía su teoría: Azizi habría sido quien decidió cometer grandes atentados en España y lo había hecho en Karachi, Pakistán, en el año 2001.

Por supuesto, en esa fecha no podría tratarse de una venganza por la invasión de Irak, así que la teoría de Reinares asegura que lo que provocó la masacre de Madrid fue la operación de la Audiencia Nacional para desarticular la célula de Al Qaeda que dirigía en España Abu Dahdah y de la que era miembro el propio Azizi.

No deja de ser una paradoja que El País defienda que, en lugar de reacción a una decisión de Aznar, el 11-M haya sido reacción a una decisión de Baltasar Garzón, que fue el responsable de aquella operación.

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