El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, defendió este miércoles la actuación de los agentes de la Guardia Civil en el intento multitudinario de asalto a la frontera de Ceuta en la madrugada del pasado 6 de febrero y en el que fallecieron 9 inmigrantes irregulares, a la vez que destacó la "inusitada violencia" con la que se emplearon estos inmigrantes contra los agentes españoles y marroquíes.
Durante su comparecencia en la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados, aseguró que los inmigrantes irregulares murieron, según los datos preliminares de las autopsias que se les han realizado, por ahogamiento, y "en ninguno de los casos sus cuerpos presentaban signos de violencia alguno". "La Guardia Civil ha salvado en el mar miles de vidas de inmigrantes", aseguró.
Jorge Fernández Díaz negó asimismo que hubiese "devoluciones en caliente", sin aplicarse la ley de extranjería, "lo que sería ilegal, porque no hubo entrada en territorio español". Según explicó, en el caso de las entradas por mar, para no poner en riesgo la integridad de los inmigrantes, se espera a que tomen tierra para repelerlos y no se considera que hayan entrado en territorio nacional hasta que no superan el despliegue policial, algo que no sucedió el pasado 6 de febrero.
Según detalló, sobre las 5.45 horas de la madrugada del mencionado día, el equipo de vigilancia de la Guardia Civil detectó con las cámaras térmicas un grupo de 200 inmigrantes acercándose a la ciudad autónoma, tras lo que se alertó al Servicio Marítimo, a los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) y a los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas (GEAS) del Instituto Armado.
A las 7.30 horas, un módulo rápido de intervención del GRS se encontraba ya en el vallado fronterizo de la zona de obras que hay junto a El Tarajal, a donde el grupo de inmigrantes irregulares llegó cinco minutos más tarde. Tras ver la presencia policial, los irregulares optaron por ir a la zona de playa de El Tarajal, mientras atacaban "con palos y piedras" con "una inusitada violencia" a los miembros de la seguridad marroquí, explicó el ministro. Las fuerzas españolas también se dirigieron entonces hacia esa zona de playa, mientras los agentes del Cuerpo Nacional de Policía cerraban el puesto fronterizo.
Los inmigrantes fueron entonces a la carrera, mientras "continuaban atacando" a los agentes marroquíes, hacia el espigón que separa España de Marruecos, que tiene una valla de 6 metros de altura y se introduce entre 4 y 5 metros en el mar, dependiendo de las mareas. Entraron entonces al mar e intentaron pasar a Ceuta a nado, según dijo el ministro.
Jorge Fernández Díaz dijo que, mientras las fuerzas marroquíes les impedían avanzar por el agua, utilizando incluso una embarcación de la Armada Real marroquí, los agentes de la Guardia Civil dispararon con material antidisturbios al agua para delimitar la frontera en el mar, aunque cuando un grupo de inmigrantes se acercó a la zona, dejaron de disparar al mar como efecto disuasorio y esperaron a que llegase a la playa.
Detalló entonces que un grupo de 23 irregulares pusieron pie a tierra en la zona española de la playa, donde fueron retenidos por la Guardia Civil y devueltos Marruecos, amparándose en la teoría ministerial de que no se entra en España hasta que no se supera la línea de contención y rechazo de los agentes del Instituto Armado.
Continuó incidiendo en la violencia empleada por los inmigrantes y explicó que sobre las 8.30 horas los irregulares que quedaron en zona marroquí comenzaron a atacar la torre de vigilancia española lanzando piedras, lo que provocó que los cuatro agentes de la Guardia Civil que estaban en la misma tuvieran que abandonarla, para no resultar heridos.
El titular de la cartera de Interior indicó que los análisis forenses realizados a los cadáveres de los inmigrantes que murieron ahogados y que luego el mar lanzó a la playa española murieron todos "por sumersión", es decir, por ahogamiento, y que "no tienen signos de violencia" en sus cuerpos, por lo que en ningún momento sus muertes se debe al uso de material antidisturbios por parte de los agentes españoles.