El naufragio internacional del proceso separatista catalán es tan notorio que Duran Lleida, el líder de Unió y socio de Artur Mas, no se corta a la hora de criticar al presidente de la Generalidad. Duran, que se encuentra en Chile como presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados, ha aprovechado una fotografía con la presidenta electa, Michelle Bachelet, para arremeter contra los gastos de la Generalidad en un despliegue exterior que no ha servido para nada.
Duran, que hace unos años se llegó a postular como ministro de Asuntos Exteriores en un hipotético gobierno de coalición PP-CiU, ha criticado en términos muy duros las acciones para "internacionalizar" el denominado proceso por su ineficacia.
Antes de partir a Chile, en TV3, declaró que la "política internacional era una asignatura pendiente" del nacionalismo y ayer, en tono irónico, aseguró que desconocía la existencia de una campaña internacional de la Generalidad: "Leo y sé que es cierto que han contratado una agencia, pero no sé qué han hecho y qué resultados tienen. No tengo idea de si la Generalitat está recabando apoyos. Quizás sí, no lo sé. A pesar de que soy un presidente de un partido que apoya a este Gobierno, a mí no me explican los detalles".
El enfado de Duran, ninguneado por Mas en favor de Francesc Homs en todo lo relativo a la "internacionalización del conflicto", es mayúsculo, mientras en Convergència admiten que el plan de Homs y Mas es un absoluto fiasco. La agencia a la que se refiere Duran es "Independent Diplomat", un "lobby" dirigido por el exembajador británico en Brasil Peter Collecott, cuyo negocio consiste en tirar de agenda y vender asesoramiento diplomático. El contrato es secreto, pero debe ser importante puesto que Duran se ha ofrecido a hacer lo mismo pero por menos dinero y sin ahorrarse críticas.
El fiasco de la carta de Mas a los líderes europeos (en Convergència se reprocha, por ejemplo, que fuera enviada en un macarrónico inglés de negocios y por fax al Elíseo pese a que Mas se educó en francés y dispone de una "embajada" en París para entregar el texto en mano), que sólo ha merecido una respuesta de circunstancias de Durao Barroso, junto a la nula influencia de la costosa red de oficinas de la Generalidad por medio mundo y la inoperancia del eurodiputado Ramon Tremosa cuestionan de plano una de las principales patas del proyecto separatista, implicar a la Unión Europea en el "conflicto". De hecho, los nacionalistas catalanes no han conseguido ni el apoyo de los nacionalistas escoceses, cuyas escasas declaraciones sobre el expediente catalán han sido para marcar distancias y descartar tajantemente cualquier comparación.
Otra evidencia de la catastrófica política exterior de la Generalidad es la agenda de Artur Mas, que la semana pasada recibió nada menos que al presidente de la región de la Lombardía, presidente también de la Liga Norte, el partido que llama "orangután" a la ministra italiana de Integración, Cécile Kyenge. Aún así, las partidas destinadas a embajadas, agencias diplomáticas y publicidad en el extranjero son consideradas intocables pese a las evidentes dificultades financieras de la administración catalana. El mantenimiento anual de la sede en París supera los seiscientos mil euros y el coste total de la red, sin gastos de personal, está cerca de los tres millones de euros.
Lejos de reconocer el fracaso y el derroche, Artur Mas presume de liderazgo global. Su última "hazaña", la entrevista en la BBC, vino a contrarrestar, creen en Convergència, el demoledor texto aparecido en The Wall Street Journal en el que se mostraban las manipulaciones de TV3, un asunto al que la prensa catalana dio tanta repercusión como a las últimas declaraciones de Duran: poca o ninguna.