El Gobierno descarta suspender la autonomía de Cataluña. Es una opción que "está ahí y que se puede utilizar", pero aún no ha llegado el momento. De hecho, el presidente espera ganar el pulso a Artur Mas sin tener que llegar tan lejos. "La soberanía radica en el conjunto del pueblo español", recordó por enésima vez Mariano Rajoy. A su lado, el jefe de la Comisión Europea no quiso entrar en la cuestión por "interna" pero volvió a dejar claro que, en caso de secesión, la región en concreto quedaría de inmediato fuera de los Tratados comunitarios.
Atrás quedaron aquellos días en los que el presidente se prestaba a despachos discretos con Mas y abogaba por el diálogo. Los puentes están ahora rotos y la posición del Poder Ejecutivo "muy clara", en voz de los portavoces más autorizados. "Lo que yo veo aquí es un continuo proceso de toma de decisiones unilaterales y así es imposible dialogar como se puede entender", reconoció con crudeza Rajoy. Esto es, a Mas sólo le queda una opción sino quiere chocar con el muro del Tribunal Constitucional: retroceder y, como esperan en la Moncloa, convocar elecciones anticipadas.
Dicho esto, en el Gobierno huyen de expresiones que puedan caldear más el ambiente. Tanto es así que ni tan siquiera explicitan qué herramientas le atribuye la Carta Magna de 1978. Al presidente le preguntaron si tiene previsto suspender la autonomía, tal y como le pide UPyD, pero rehusó responder. Un portavoz del Gobierno añadió que a día de hoy no se baraja este extremo.
En el Ejecutivo esperan un paso atrás de Mas en el preciso instante en el que vaya a incurrir en una ilegalidad. Hasta ahora, recalcan, está anunciado que lo hará pero aún no ha hecho nada fuera de la ley. "Ha salido del Parlamento catalán una proposición de ley, que no es de naturaleza definitiva. Veremos a dónde llega", argumentó Soraya Sáenz de Santamaría, que compareció antes que Rajoy y José Manuel Durao Barroso. "No estamos hablando de una ley definitiva", insistió la portavoz del Ejecutivo.
La vicepresidenta hizo un pormenorizado análisis de situación sin que de sus palabras se desprendiera ninguna novedad en la estrategia gubernamental. Ni tan siquiera aclaró si la Abogacía del Estado está estudiando si recurrir la decisión del Parlament. Para Sáenz de Santamaría, "la posición es muy clara: no podemos ni vamos a permitir acciones contrarias a la Constitución y ese referéndum lo es", contestó.
Soraya: "La consulta no puede celebrarse"
De nuevo, Cataluña monopolizó la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Si Mas quiere llevar su consulta al Congreso será allí "donde se tendrá que debatir esa cuestión", dijo. En la Cámara Baja, el plan de Mas sería desechado por amplia mayoría: "Los partidos del Parlamento han expresado claramente su posición", refrescó la memoria. Rajoy sabe que cuenta con el apoyo de Alfredo Pérez Rubalcaba, a pesar de la fractura del PSC. "La consulta no es posible y no puede celebrarse", zanjó Sáenz de Santamaría.
Minutos después de que la vicepresidenta abandonara la sala de prensa, entraban Rajoy y Barroso, que mantuvieron una reunión y posterior almuerzo en la Moncloa. Y ambos quisieron dejar bien clara una cosa: una Cataluña fuera de España saldría de la Unión Europea con el "empobrecimiento" que eso conllevaría para el territorio. "La eventual separación tendría consecuencias", advirtió el presidente de la Comisión. "Yo no pretendo entrar en el debate, pero las reglas son claras", añadió, en relación al portazo de la UE.
A sendos mandatarios le preguntaron por Escocia, y la respuesta fue similar en el fondo, pero el jefe del Ejecutivo español se explayó evidenciando que también hablaba de Cataluña. "No estamos aquí para especular sino para informar", adujo. Y afirmó: "Saldría de la UE, de las Naciones Unidas y de los tratados internacionales" y con ello "quedaría fuera del euro y del amparo del Banco Central Europeo". Lo que conllevaría, según la reflexión de Rajoy, "en un proceso empobrecimiento de incalculables proporciones".
El presidente es consciente de que Cataluña centrará el debate político este 2014 y existe una honda preocupación en el Gobierno porque la "agresividad" política se esté extendiendo a la calle, a las familias. "Hay un debate social pero no aludiría a otro tipo de estallidos", según Sáenz de Santamaría. En todo caso, el Ejecutivo vuelve a prometer más pedagogía sobre el terreno mientras se espera con enorme expectación las palabras de Rajoy el próximo sábado en Barcelona. Uno de los mensajes lo avanzó la propia vicepresidenta: "Los catalanes tienen derecho a disfrutar de la recuperación económica" y no a vivir en "enfrentamientos y división".