La unidad en el bloque soberanista comienza a resquebrajarse. CiU y ERC no logran enjaretar la confección de la candidatura unitaria para las elecciones europeas ni la entrada de los republicanos en el gobierno de la Generalidad. Las relaciones entre Mas y Junqueras se han enfriado después de un tramo de final de año en el que se mostraban perfectamente coordinados, aunque ninguno de los dos es especialmente empático.
Ahora, la proximidad de las elecciones europeas y el sesgo de las encuestas generan múltiples recelos. La imagen de unidad en el frente a favor del referéndum separatista empieza a quedar en entredicho y por si no fuera suficiente, mientras CiU y ERC presionan al PSC para que se sume a su bloque, los radicales de las Candidaturas de Unidad Popular (CUP) han decidido descolgarse a última hora de la votación en el Parlamento catalán del próximo jueves.
El 16 de enero estaba marcado en rojo en la agenda de Mas. Este jueves, la cámara autonómica debe aprobar la propuesta de solicitar en el Congreso de los Diputados la trasferencia de la competencia para convocar consultas, a través del artículo 150.2 de la Constitución. La votación de esa moción conjunta de CiU, ERC, Iniciativa y las CUP (los firmantes del pacto de la doble pregunta y el 9-N) se había definido por parte de Convergencia como la primera estación del trayecto hacia la independencia previo referéndum, una formalidad de carácter simbólico para evidenciar que el catalanismo exploraba incluso las "vías legales".
Mas había declarado que esa votación para pedir formalmente el traspaso de la competencia era la "mano tendida" de Cataluña hacia España, una muestra inapelable de la voluntad nacionalista de diálogo y de cumplir las leyes, a ser posible. Pero a pocas horas de la simbólica sesión, los tres diputados de las Candidaturas de Unidad Popular, los de la chancleta, han decidido que se abstendrán, que pasan de la fotografía conjunta.
CiU, ERC e Iniciativa habían dedicado los últimos días a sembrar cizaña entre los socialistas y a alentar a los diputados del sector crítico, contrarios a Pere Navarro y a la negativa de sumarse al bloque separatista. La presión mediática y política, a nivel catalán, sobre Navarro para que su grupo votara a favor era máxima cuando se ha producido el descuelgue de las CUP en el primer apeadero. El "frente nacional" de Mas pierde unas siglas que CiU ha promocionado con tesón en los últimos meses para desgastar a ERC. La última encuesta publicada en Cataluña, cocinada por el Ayuntamiento del alcalde independentista de nuevo cuño Xavier Trias (de CiU), advertía un notable crecimiento de la formación radical, que superaba en intención de voto en Barcelona al PP y a Ciudadanos hasta erigirse en una alternativa plausible a ERC.
Sin embargo, las CUP han decidido pagar el favor con la abstención en la primera prueba parlamentaria del bloque separatista porque, alegan, ellos no reconocen las leyes del Estado español y, por tanto, consideran un contrasentido pedir en el Congreso el traspaso de una competencia, que viene a ser lo mismo, dicen, que no reconocer el derecho a decidir "per se" del pueblo catalán. El peso porcentual del contratiempo es menor, pues se trata de tres diputados, pero no así su importancia visual en un "proceso", en el que Mas sólo valora los gestos solemnes, las cartas a los líderes mundiales y las fotografías unitarias.
De este modo, el primer acto parlamentario del Tricentenari, el año de la independencia, según la propaganda, quedará bastante deslucido, puesto que Mas sólo habrá logrado concitar el apoyo de menos de la mitad de los grupos parlamentarios tres de los siete. Su bloque suma 84 diputados (CiU, 50, ERC, 21 e IC, 13) Enfrente, PSC (20 diputados), PP (19), Ciutadans (9), que votarán en contra y los tres de las CUP, que se abstendrían. Es decir, que la propuesta se aleja cada vez más de los dos tercios de los que presumía Mas hace unos días.