Los próximos 19 y 20 de diciembre, el Consejo de Europa se reunirá en Bruselas con el objetivo de intentar acordar una Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD), pese a las complicaciones que plantean los intereses a veces contrapuestos de los países de la Unión y las dificultades que añaden las políticas de austeridad que ha provocado la actual crisis económica.
Ante ese escenario, las principales empresas españolas del sector de la Defensa, representadas en torno a la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Aeronáutica, Seguridad y Espacio (TEDAE) han estado trabajando mano a mano con los ministerios de Defensa e Industria en unas jornadas pioneras celebradas en la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra para diseñar en común en una estrategia de futuro.
Las conclusiones de las citadas jornadas no fueron otras que la necesidad de llevar a cabo una fuerte especialización tecnológicas y la obligatoria apertura al mercado exterior, algo complicado en un sector que durante décadas ha salido demasiado poco a competir fuera de las fronteras españolas y se ha limitado a intentar vivir casi exclusivamente de los programas de armamento y modernización que pagaba el ministerio de Defensa para las Fuerzas Armadas españolas.
Un ejemplo claro de apertura al mercado internacional en los últimos años ha sido Navantia, la empresa pública de construcción naval, que pese a que "siempre ha tenido una política comercial internacional activa", en el último año "se han más que duplicado" las propuestas comerciales a países extranjeros, según la directora de su departamento de Comunicación, Esther Benito.
El ejemplo de Navantia
"Se han aumentado los paquetes que se están ofreciendo a los países. Hemos pasado de la construcción a ofertar paquetes de apoyo al ciclo de vida del producto, que no sólo incluyen la construcción, sino también el mantenimiento y las actualizaciones tecnológicas del producto", explica. Ejemplo de ello, el acuerdo alcanzado con la Marina noruega para las fragatas F-310 (sistema AEGIS), construidas entre 2000 y 2010 en los astilleros de Ferrol.
En los astilleros españoles de la empresa también se han construido en los últimos años dos Buques de Proyección Estratégica (LHD, por sus siglas en inglés) para la Armada Real Australiana, dos barcos gemelos al buque insignia de la Armada española, el Juan Carlos I, que serán rematados en astilleros australianos, así como 12 lanchas de desembarco del tipo LCM-1E.
También con la Armada Real Australiana se ha cerrado la construcción de tres destructores antiaéreos, basados en la clase F-100 española, exactamente, en la fragata F-105 Cristóbal Colón, que son construidos en astilleros australianos, aunque algunos bloques del casco, motores, turbinas... están siendo fabricados en instalaciones españolas.
"También hay importantes contratos con transferencia de tecnología, con países tienen la capacidad de construcción en sus astilleros pero no la tecnología suficiente", dice Benito, que señala como ejemplo de ello tanto los contratos de los destructores antiaéreos australianos anteriormente mencionados como el concurso para la construcción de un LHD para la Armada de Turquía, que está previsto que se resuelva incluso "antes de finales de año".
La apuesta decidida del Ministerio de Defensa
Esta apuesta por la internacionalización está siendo fuertemente apoyada por el Ministerio de Defensa, cuyos dos hombres fuertes, Pedro Morenés y Pedro Arguelles, provienen de esta industria. El pasado lunes, el primero de ellos aseguró que la industria de Defensa es "esencial para la defensa de España". El segundo, la calificó como "un elemento clave a la hora de asegurar el desarrollo tecnológico y nuestra soberanía".
En los dos años que llevan al frente del departamento de Defensa español, han sido muchas las gestiones que han realizado en el extranjero en favor de la industria española, tanto en suelo español como en los viajes internacionales que han llevado a cabo.
"La política del Ministerio de Defensa está siendo de mucha ayuda. Un ejemplo fue el acuerdo del BAC Cantabria con Australia. Gracias a esas maniobras estamos en primera línea para el concurso que van a sacar: la Armada australiana ha trabajado ya con el BAC, lo ha integrado en sus propias maniobras y sus marinos ya han trabajado en el interior del barco", explica la responsable de Comunicación de Navantia.
Este acuerdo hispano-australiano se firmó en 2012 y permitió, por un lado, que la Armada Real Australiana pudiese realizar maniobras durante todo un año con un tipo de buque que quiere adquirir y que la Armada española le alquiló con toda su tripulación. Por el otro, permitió a la Armada española a coste cero tener un barco en la mar durante todo un año, entrenando a dos rotaciones de tripulación y realizando maniobras con un país aliado, algo que no se podía permitir en la actual situación económica.
El futuro y la competencia entre europeos
Uno de los principales problemas de la industria española de Defensa, y también de la europea, es su excesiva fragmentación y, en algunos casos, su excesiva dependencia de tecnología extranjera. Pese a que son realmente competitivas en algunos nichos de mercado, no hay ninguna empresa española entre las cinco empresas de Defensa más grandes de Europa. Tampoco hay ninguna empresa europea de Defensa entre las cinco más grandes a nivel mundial.
Esta excesiva fragmentación también se ve reflejada en el exceso de productos europeos que se hacen la competencia entre sí dentro del mercado internacional de la Defensa. Según datos hecho públicos el pasado lunes por Pedro Arguelles, las empresas europeas tienen en la actualidad 14 sistemas diferentes de carros de combate en el mercado, por únicamente uno de la industria estadounidense.
En esta línea, las empresas europeas tienen en el mercado 16 modelos militares en el mercado, por los nueve de la industria estadounidense; mientras en el caso de los barcos de guerra, los europeas tiene ahora 29 modelos diferentes en venta por cuatro de las empresas de Estados Unidos. En términos generales, actualmente hay 154 sistemas de armas diferentes en Europa, frente a los 27 que tiene Estados Unidos.
Oportunidad y necesidades
Precisamente, el sector de la industria de Defensa es uno de los más expuestos a la crisis económicas. Una realidad que puede tener importantes consecuencias en un sector con fuerte componente tecnológico y de generación de empleo cualificado. En España, esta industria se enfrenta al reto de la consolidación del mercado de defensa europeo, en el que surgen grandes oportunidades de internacionalización.
En cuanto a la industria de defensa de España, es necesario definir, según los últimos informes, las capacidades estratégicas que aportan el valor diferencial a los sistemas de defensa y sobre las que no se puede ceder soberanía. Es precisamente el nivel de soberanía de un país el que se mide por la capacidad de su industria nacional para satisfacer a sus Fuerzas Armadas. El entorno comunitario ofrece un marco ideal, según estos últimos informes, para impulsar aquellos proyectos multinacionales que favorezcan la capacidad de acceder a otros mercados de la industria de defensa española.
En el último informe estratégico de Defensa: "La Industria Española de Defensa", el Gobierno establece como prioridad "focalizar el esfuerzo en las áreas tecnológicos en las que la Industria española pueda desempeñar un papel de liderazgo". También concede importancia a los programas cooperativos a nivel europeo y a potenciar el mercado interior de la Defensa. Estima que "los Programas de Adquisición de Defensa pueden ser un excelente vehículo para la implantación de medidas de mejora de la competitividad de nuestra Industria".