Nacido en la localidad guipuzcoana de Azpeitia hace 57 años, Luis María Lizarralde Izaguirre Beltza formó parte del grupo Izarra y el grupo Donosti de ETA, con los que participó en dos asesinatos y colaboró en un tercero. Fue condenado a 74 años de prisión y, aunque estaba previsto que abandonase la cárcel en 2009, la aplicación de la doctrina Parot retrasó su excarcelación hasta mayo de 2022.
Su primer asesinato lo cometió el 22 de junio de 1981, cuando participó en el atentado contra el coronel mutilado de Infantería Luis de la Parra Urbaneja. Los terroristas le esperaron a la salida de su trabajo en Irún (Guipúzcoa), en las cercanías de los Cines Bidasoa, y le dispararon dos veces a bocajarro, aunque sólo le alcanzó uno de los proyectiles. La bala hirió en la cabeza al militar, que sufrió una fuerte hemorragia con pérdida de masa encefálica, y falleció en el hospital dos días después del atentado.
Su segunda víctima mortal fue Luis Miranda Blanco, un guardia civil de Tráfico cuyo vehículo oficial fue tiroteado en la carretera Madrid-Irún a la altura de Lezo (Guipúzcoa) el 6 de julio de 1981. Los etarras esperaron al vehículo oficial parapetados tras un muro de unos dos metros de altura que se encuentra en el Alto de Gainchurisqueta.
Las investigaciones policiales han relacionado también a Luis María Lizarralde Izaguirre con el asesinato en 1980 del concejal de UCD en Azcoitia (Guipúzcoa) Ramón Baglietto en 1980, aunque ningún tribunal lo condenó por estos hechos.
Tras huir a Francia, viajó posteriormente a Uruguay, donde trabajó en el restaurante La Trainera. Detenido en el país sudamericano el 16 de mayo de 1992 junto a los también etarras Jesús María Goitia Unzurrunzaga y Miguel Ibáñez Oteiza fue extraditado a España en agosto de 1994. La Audiencia Nacional lo condenó a 32 años de cárcel por el asesinato del coronel De la Parra y a 42 años de prisión por el del guardia civil Miranda.
A finales de junio 1996, Luis María Lizarralde Izaguirre formó parte del grupo de 33 terroristas de ETA que el Gobierno de José María Aznar trasladó a prisiones cercanas al País Vasco en plena tregua-trampa de ETA, cuando los terroristas declararon una tregua pactada con el PNV para intentar crear un bloque político que rompiese con España, y que se formuló alrededor del Pacto de Estella.
Encarcelado en la prisión alavesa de Zaballa, que sustituye a la antigua de Nanclares de Oca, el 28 de enero de 2010 anunció junto a otros cinco presos etarras, que abandonaba voluntariamente ETA y el uso del terrorismo. En la misma carta, pedía públicamente perdón a las víctimas de los atentados que había cometido. En enero de 2011, el juez de Vigilancia Penitencia le concedió el régimen de semilibertad.
Incluido en la denominada Vía Nanclares, éste será el segundo etarra que se encuentra dentro de este programa del Ministerio del Interior que será excarcelado tras la sentencia de Estrasburgo, después de que el pasado viernes lo fuera Antonio Alza Hernández.
Ignacio Recarte Ibarra
Nacido en la localidad guipuzcoana de Irún, Ignacio Recarte Ibarra estaba condenado a 357 años de cárcel por varios delitos relacionados con el terrorismo, entre los que se incluyen cuatro asesinatos, cuando formaba parte de los grupos Irún y Mugarri de la banda terrorista ETA.
Su primer asesinato tuvo lugar el 7 de agosto de 1991 en Irún, cuando el grupo etarra del que formaba parte asesinó a tiros a Francisco Gil Mendoza. Según declaró él mismo, se había jugado a cara o cruz con el también etarra Juan Ramón Rojo quién disparaba al objetivo terrorista. Finalmente, fue Rojo el encargado. Por este asesinato fue condenado en 1996 a 30 años de prisión.
Su historial criminal lo completó en Santander el 19 de febrero de 1992, cuando participó en la colocación de un coche-bomba en el que perdieron la vida tres vecinos de la capital cántabra y hubo varios heridos de consideración. Fue sentenciado a más de 300 años, tras ser detenido días después en Bilbao armado con una pistola, granadas y con explosivos almacenados en un piso franco.
Se integró dentro de la denominada Vía Nanclares, tras suscribir declaraciones de condena del terrorismo y solicitar el perdón a las víctimas. Igualmente, aceptó desarrollar trabajos en el interior de la cárcel desafiando la prohibición expresa de la organización terrorista. Esto supuso su expulsión del Colectivo de Presos de ETA (EPKK) en 2010, año desde el que gozaba de numerosos permisos penitenciarios.