AMIGOS, AMIGAS… GRACIAS….
Antes de dar comienzo a este acto de reivindicación de la dignidad, os pido un minuto de silencio por todas y cada una de las víctimas del terrorismo, porque nosotros sí las recordamos y nunca las olvidaremos.
Queridos amigos, cuántas caras conocidas… A vosotros, y también a los que se incorporan a esta causa, BIENVENIDOS.
No es la primera vez que tengo el honor de subir a esta tribuna para dar paso a personas que representan lo mejor de esta sociedad. Supervivientes del terror amputados en cuerpo y alma. Familiares de gentes a quienes los terroristas robaron cobardemente la vida porque representaban aquello que más odian y temen ellos: España, la libertad, la democracia.
Siempre que he asistido a una manifestación o concentración de víctimas (y van ya unas cuantas) lo he hecho con más cariño, respeto y gratitud de los que puedo expresar con palabras. Casi siempre con el corazón roto de dolor. Nunca con tanta rabia como hoy. ¡Nunca!
Siento rabia, una rabia creciente, compartida con todos ustedes, estoy segura, porque desde el poder político y judicial nos prometieron justicia y nos hacen comulgar con las ruedas de molino de la impunidad y la claudicación. Porque todo lo que está ocurriendo apesta a negociación con ETA. Porque tratan de vendernos una "paz" que está pactada con los terroristas a cambio de dignidad, de memoria y de justicia. ¡Y no hay derecho! Lo que queremos, lo que exigimos, es una JUSTICIA CON VENCEDORES Y VENCIDOS.
No nos doblegaron cuando mataban, secuestraban, extorsionaban y amenazaban. ¿Por qué vamos a rendirnos ahora pagándoles un precio ignominioso por perdonarnos la vida?
Algunos nos insultan por estar hoy aquí, demandando que se cumpla lo que aseguraron en su día políticos de uno y otro color a toda la sociedad y en particular a los familiares de los asesinados en las capillas ardientes de sus padres, sus esposos, sus hijas e hijos: Que los criminales serían detenidos y cumplirían íntegramente sus condenas. Nos mintieron. Dicen algunos que lo que queremos no es justicia, sino venganza. Mienten.
Nunca en toda la historia del terrorismo en España ha habido un solo caso de venganza. Ni uno. Y eso demuestra la grandeza de las víctimas, que confiaron en el Estado de Derecho. Un Estado de Derecho que hoy nos ha defraudado a muchos.
No queremos venganza. Queremos justicia, y justicia no es que Inés del Rio cumpla un año de cárcel, apenas uno, por cada vida inocente robada, y nos escupa su desprecio al salir con una sonrisa obscena. Eso es ignominia.
Justicia no es que el gobierno anterior enviara a un catedrático socialista a Estrasburgo a defender el desmantelamiento de la doctrina Parot y, con él, la impunidad de los más sanguinarios terroristas y criminales, y que la sentencia de ese tribunal que ordena excarcelar a Inés del Río sea ejecutada en veinticuatro horas. Eso es ignominia.
Justicia no es que una decisión política de este gobierno, el actual, permitiera la excarcelación prematura del torturador y asesino Bolinaga, que todavía se pasea hoy en libertad riéndose de sus víctimas. Eso es ignominia.
Podría seguir, pero hay aquí voces más autorizadas que la mía. Ellas hablan con la incuestionable autoridad moral que otorga el haber vivido en carne propia el azote de estas bestias etarras que no conocen la piedad ni tampoco el arrepentimiento. De estas bestias asesinas a las que hemos regalado una victoria tan indecente como innecesaria, toda vez que estaban prácticamente vencidos gracias al coraje de los españoles y al trabajo ejemplar de los cuerpos y fuerzas de seguridad.
Por eso siento rabia y por eso, más que nunca, constituye para mí un deber moral y un honor personal dar paso a las personas que ven aquí conmigo. Es su turno.
Hoy nos acompañan en el escenario 8 víctimas del terrorismo. 8 historias truncadas por la lacra del terrorismo. Hoy les damos voz para que sus historias lleguen a toda España y, por supuesto, lleguen a Estrasburgo, donde algunos magistrados, me consta, empiezan a preguntarse qué es lo que han hecho…
Un fuerte aplauso para todos ellos, para que sientan nuestro cariño, nuestro apoyo y nuestra gratitud.
Tras escuchar las voces de las víctimas, Isabel San Sebastián dio paso a la presidenta de la AVT.
Quienes la conocemos sabemos de su integridad y "mujería" de bien (perdonen el palabro). Es una madre coraje, una luchadora incansable por los derechos de las víctimas y una valiente. Es leal y coherente, créanme que lo digo con conocimiento de causa. Y además, y lo digo con mucho orgullo, es mi amiga. Un aplauso enorme para Ángeles, por favor.