En ocasiones los silencios son más elocuentes que las palabras, y los del PP y PSOE este jueves en el Congreso tras la sentencia del caso Faisán fueron más que contundentes. En un Congreso en el que el chivatazo a ETA monopolizó la ofensiva del PP en la oposición durante cuatro años, este jueves nadie se atrevió a romper los argumentarios de ambos partidos de que 'es mejor no hablar del tema'.
Ni los dirigentes del PP lo hicieron para explicar si recurrirán la sentencia como acusación particular. Ni el PSOE, como principal partido de la oposición, para criticar la incoherencia de los populares, antaño utilizando este caso Faisán como artillería parlamentaria en las sesiones de control, hoy en día sumido en el más sepulcral de los silencios.
Las escapadas de los pasillos marcaron una jornada en la que la reforma local pretendía dominar el orden del día parlamentario. De ahí que el portavoz del PP, Alfonso Alonso convocara un acto con alcaldes para defenderla en la que se hizo acompañar por el popular Javier Arenas y el presidente de la FEMP, Iñigo de la Serna.
"Sólo va a hablar Íñigo" dijeron fuentes populares congregadas a las puertas de la sala en la que se mantenía la reunión. Pero ni siquiera se produjo la oportunidad de un mínimo intento. Cuando De la Serna hablaba ante la veintena de medios congregados, Alonso y Arenas se dieron la vuelta y se marcharon.
Exactamente lo mismo hizo el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. El ministro avanzaba por el pasillo y se encontraba con la pregunta de Libertad Digital: "¿debe el PP recurrir la sentencia?". El ministro se daba la vuelta en dirección contraria y volvía a introducirse en el Hemiciclo. Ni siquiera los que fueran los más críticos con la actual dirección del PP, como Gabriel Elorriaga, quisieron siquiera valorar la sentencia, mucho menos hablar de recursos.
"Pero, ¿por qué me pregunta a estas horas que no se nada?", decía a LD Elorriaga. "¿No sabe nada del caso Faisán?", repreguntaba este periódico. "Lo mío es la cosa de la Hacienda Pública". ¿Y no tiene opinión de la sentencia?, volvía a preguntar LD. "No tengo criterio", zanjaba sin más el diputado popular.
Silencio no menos clamoroso en el caso de los invitados al Congreso al debate de la reforma local, como Ana Botella. La alcaldesa de Madrid no quiso responder a la misma pregunta sobre si el PP debe recurrir la sentencia, y se limitó a esbozar una sonrisa y a responder con un "buenos días".
El silencio no fue menos contundente en el caso del PSOE. Preguntados por la coherencia del PP al no recurrir, ni Eduardo Madina, secretario general del grupo socialista en el Congreso, ni Soraya Rodríguez, su portavoz parlamentaria, quisieron responder a la pregunta. "No, no, no...", fue lo único que acertó a decir la portavoz.
Un mutismo que, no obstante, no es nuevo en el Congreso de los Diputados si hablamos del caso Faisán. Desde que el PP ganó las elecciones el 20 de noviembre de 2011, rara vez la política antiterrorista -eje central en la anterior legislatura- ha vuelto al debate parlamentario. Ni por parte del PP, ni por parte del PSOE. Si hay pacto o no, se desconoce, pero nadie se pregunta dónde han quedado la X y la Y del Faisán por la que Ignacio Gil Lázaro preguntaba miércoles tras miércoles en las sesiones de control del Congreso.