Este domingo se ha cumplido el tiempo de vida que los médicos del Hospital de San Sebastián le pronosticaron al etarra Josu Uribetxebarria Bolinaga, y que fue determinante para su liberación. En septiembre de 2012 se le concedió la libertad condicional por razones humanitarias, debido al cáncer de riñón que padece. La concesión llegó de parte del juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional José Luis Castro establecía una serie de requisitos, entre los que destacan la prohibición de participar en actos que ensalcen el terrorismo o que puedan suponer una humillación a las víctimas de ETA.
Sin embargo, Bolinaga ha protagonizado un incidente durante este tiempo en el que este cumplimiento se ha puesto en cuestión. El etarra apareció en un vídeo asegurando que no se arrepentía de nada, y el juez –aunque señaló que carece de competencia para investigar estos hechos-dejó la puerta abierta a considerar sus palabras como un delito de enaltecimiento del terrorismo.
Lo cierto es que desde el principio, la tesis sostenida por el Gobierno de Mariano Rajoy para defender la puesta en libertad del etarra ha sido defender que al secuestrador de Ortega Lara le quedaban "días de vida". De hecho, el propio ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, alegó que si no se le hubiera concedido la libertad condicional se estaría cometiendo un delito de "prevaricación". No obstante, algunos médicos rechazaron la tesis de que Bolinaga fuera un "enfermo terminal" como se aseguraba en su auto de liberación.
Hoy, ocho meses después de su liberación, Bolinaga continúa viviendo en Mondragón, y su estado de salud ha mejorado notablemente. Según aseguran sus propios médicos a Crónica de El Mundo, el etarra "da paseos por supueblo, se vale por sí mismo y se encuentra bien de ánimo", señalan. De hecho, al sanguinario etarra se le ha visto durante este tiempo de paseo y de bares por Mondragón, conduciendo su coche particular al recibir el alta en el Hospital de San Sebastián, y recibiendo homenajes.