La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha escenificado un claro y rotundo cierre de filas en torno al ministro José Ignacio Wert y la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) haciéndola suya y de todo el Ejecutivo durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
La polémica estaba servida. Desde primeras horas de este jueves, día de la huelga general de Educación, se venía especulando con la posibilidad de que finalmente la reforma educativa no se aprobara en Moncloa hoy, viernes. Los sindicatos, e incluso el PSOE, no tardaron en atribuirse este retraso y en trasladar la idea de que la presión ejercida en la calle altera decisiones gubernamentales.
Hubo incluso algún medio de comunicación que dio un paso más y achacó este cambio de última hora a una decisión personal de Soraya, que habría reclamado al ministro mayores esfuerzos para lograr un consenso más amplio y así evitar huelgas y manifestaciones en las principales ciudades del país.
"Uno puede decir que es mérito mío, pero no, porque dentro de una semana, cuando se apruebe, no lo será, aunque cada uno puede hacer la lectura que sea", ha afirmado tajante este viernes Soraya ante las preguntas en este sentido de los periodistas.
Wert y uno de los proyectos estrella del Gobierno
La vicepresidenta del Gobierno ha defendido sin fisuras la labor del ministro frente a aquellos que piden su dimisión. Wert "está dedicado a ella en cuerpo y alma" a esta reforma, tal y como lo demuestra el "despliegue" de reuniones que ha mantenido con todo el sector educativo y que están reflejadas en el dictamen del Consejo de Estado, ha dicho. Wert, según la vicepresidenta, está haciendo un análisis "muy concienzudo" de cómo está el modelo educativo y cómo hay que modificarlo. "Quiero agradecer esta tarea que está haciendo porque es una de las reformas más importantes", es "una reforma clave" y no es fácil, además, hacer un cambio en la educación en las circunstancias económicas en las que se vive, ha llegado a añadir.
Asimismo ha destacado que el ministro tiene encomendado uno de los proyectos "más importantes" del Ejecutivo. De esta manera, Sáenz de Santamaría ha subrayado que el hecho de que la LOMCE no se haya aprobado este viernes no significa que haya sido un éxito de las movilizaciones.
En cuanto se superen las "observaciones" que la comisión de subsecretarios ha puesto al texto de la LOMCE éste se aprobará para pasar a su debate parlamentario y que será en un tiempo "cortoplacista", es decir, en este mes. Ante la insistencia de los medios, Soraya ha dicho que "los pilares de la ley se mantienen". "Los elementos fundamentales están cerrados a nivel de gobierno", ha insistido.
La defensa de Soraya al bilingüismo
Ése sería el motivo, y no otros, que ha llevado a retrasar la aprobación de la reforma educativa. Según fuentes consultadas por Libertad Digital, el cambio en el calendario se debe, fundamentalmente, al punto relativo a la lengua tras el dictamen del Consejo de Estado. Éste entendió que la solución que plantaba el Gobierno para los casos que este derecho se vulnere (que el alumno pueda a ir a un centro privado y los gastos corran a cuenta de la Administración autonómica) no entraba dentro de las competencias del Estado.
Sobre el polémico asunto de las lenguas cooficiales, la vicepresidenta también ha sido clara y tajante diciendo que el Gobierno va a seguir marcándose como objetivo "garantizar la libertad para que se pueda elegir la lengua en que se recibe la primera enseñanza". "Lo haremos con los mecanismos pertinentes que hagan que se logre el objetivo esencial: que el alumno reciba la enseñanza en la lengua que ha elegido", ha indicado.