La intención del Gobierno español parece ser la de calmar los ánimos con Venezuela, tras las últimas horas de tensión diplomática entre ambos países. Todo comenzó cuando el ministro, Jose Manuel García Margallo, el día siguiente de las elecciones venezolanas, aseguró que la situación "debía resolverse con rapidez", aludiendo al recuento de votos que solicita el candidato opositor, Henrique Capriles.
Debido a estas declaraciones del ministro de Exteriores, Venezuela llamó a consultas al embajador venezolano en Madrid, Bernardo Álvarez. Nicolás Maduro reaccionó con más virulencia, y se lanzó directamente a amenazar a España: "Cuidado España que Venezuela es libre y el gobierno de España se mete con el digno gobierno de Venezuela", y añadió: "Cuidadoooooooo, que sabremos defendernos. Respeten para que los respeten. Qué es eso de que va a salir un funcionario a declarar sobre Venezuela. Ustedes que tienen el 25% de paro, que están quitando las casas a los trabajadores, que están sometiendo al país a un paquete neoliberal que lleva al hambre y a la destrucción al pueblo español... no se metan con nosotros. Cuidado con Venezuela que derrotamos al Rey hace tiempo", advirtió Maduro.
A pesar de la airada reacción, Margallo dijo este martes que no se disculparía por sus declaraciones. No obstante, el Gobierno de España ha enviado un comunicado durante la noche, que supone un cambio de actitud con Venezuela: "Cumplidos los trámites constitucionales y legales internos, el Gobierno de España respeta la proclamación por parte del Consejo Nacional Electoral de Nicolás Maduro como Presidente Electo de la República Bolivariana de Venezuela", señala.
En el comunicado no hay ni rastro de apoyo al recuento solicitado por Capriles, sino que se trata de zanjar el asunto, priorizando las relaciones diplomáticas entre Venezuela y España: "El Gobierno de España expresa su deseo de que, en el marco de la Constitución, todos los actores políticos actúen con responsabilidad y respeto a las instituciones", concluye el comunicado.