Los últimos días han sido terribles para Ana Mato. Desde que el uno de febrero volviera a aparecer su nombre en un informe policial en el que se le relaciona con la trama de corrupción Gürtel, ha tenido que escuchar y leer muchas críticas, algunas incluso procedentes de sus propias filas. Sin embargo, hasta ahora no se había tenido que enfrentar al asunto en el Congreso de los Diputados, en el que el PSOE le ha pedido hasta en tres ocasiones que dimita y deje la cartera de Sanidad.
La ministra rechaza tirar la toalla. Continúa en el Ejecutivo porque asegura que todo es falso y porque no pueden echar a su espalda las presuntas irregularidades de su exmarido, Jesús Sepúlveda. "Responsabilizan a una mujer lo que ha hecho un hombre", llegó a denunciar ante la ofensiva socialista. A pesar de que el chaparrón le llegó a afectar anímicamente, según su entorno, al pleno llegó "tranquila", si bien se mostró vehemente a la hora de defenderse.
Mato sabe que cuenta con el apoyo de su jefe. "No te preocupes, todos sabemos lo que está pasando", le dijo a puerta cerrada un día después de que estallara la polémica, en el marco del Comité Ejecutivo. En público, Mariano Rajoy fue si cabe más tajante: "Una de mis obligaciones es ser justo y creo que manteniendo la confianza soy justo. Por que ella se lo merece, y además está siendo una magnífica ministra. Cuando la mantengo, lo hago porque soy justo, si pensara en otra cosa estaríamos en otra situación".
Con ese espaldarazo, la ministra acudía al Congreso consciente de que iba a ser objeto de caza del PSOE. Sus dirigentes siguieron ese guión en sus interpelaciones, y uno a uno le reclamaron que cediera sus responsabilidades de inmediato. "Voy a seguir al frente del ministerio dedicando todos mis esfuerzos a mejorar la Sanidad pública española, y para ello cuento con la confianza del presidente", fue su primera respuesta a Eduardo Madina.
El hecho de que recalcar la "confianza" del presidente no es baladí. No lo es porque en el propio PP algunas voces, siempre en privado, se han postulado a favor de que abandone sus responsabilidades en aras de la ejemplaridad. Sin embargo, en esta ocasión, el respaldo a Mato fue cerrado entre los suyos, que convirtieron el suyo en el aplauso más sonoro y largo de la jornada parlamentaria.
El PSOE: "Abandone, señora Mato"
Madina interpeló a la ministra: "Mi grupo considera que está en enormes dificultades para seguir en su ministerio, más del 70%, gente de su partido, considera que es mejor que salga y que deje de ser un problema. Abandone el Gobierno, señora Mato". Pero ella no cedió, y se puso a la defensiva: "Lamento que se haya apuntado a esta difamación, en ningún momento me he planteado dimitir porque tengo la fortaleza de saber que no he cometido ningún acto que no se corresponda a la ética exigible a las responsabilidades políticas".
La ministra reiteró que ella responde ante "sus actos y gestión", pero no ante los de Sepúlveda. "¿Qué pensaría su señoría si le hicieran responsable del comportamiento de otra persona?", se quejó. Además, recordó que la Justicia ya se ha pronunciado sobre el caso, y que concluyó que no tenía ningún tipo de responsabilidad. Así pues, Mato lo tiene claro: "Vuelve la cacería política y personal".
"El inocente no tiene ninguna obligación de defenderse y lamento mucho que usted renuncie a la libertad, a la presunción de inocencia y a la presentación de pruebas", afirmó la dirigente popular a los socialistas. Mato fue taxativa: "Esta infamia no me va a doblegar, no tengo nada que ocultar". Si bien a los socialistas no le convencieron sus explicaciones, y dos veces más le instaron a marcharse.