Ninguna persona física o jurídica puede favorecerse por la presentación de la declaración tributaria especial si se ha iniciado previamente un procedimiento de regularización tributaria en vía administrativa o judicial. Esto es, no encubre el delito. Es la letra de la ley, que Cristóbal Montoro proclamó en el Congreso de los Diputados, a petición propia. Y Luis Bárcenas, que según sus abogados afloró 10 de los 22 millones que tenía en una cuenta en Suiza, ya estaba siendo investigado judicialmente por el caso Gürtel.
El ministro se comprometió a “ir al grano” y “centrarse en la cuestión”, aunque nunca llegó a pronunciar el nombre del que fuera tesorero, y con el que tuvo que trabajar codo a codo. Pocas veces una comisión había generado tanta expectación, con apenas unas pocas sillas vacías dentro -lo normal es que apenas haya asistentes- y decenas de medios de comunicación. “La regularización no es opaca en contra de lo que estoy oyendo decir de manera continua e interesada. No hay opacidad en este procedimiento”, aseguró.
Un argumento que utilizó para lanzar el primero de los varios dardos que le dedicó al PSOE, y en especial a su líder: “No como ocurrió en España en 1991 -año de la amnistía fiscal socialista-, con Rubalcaba como secretario de Estado”. “He oído tantas declaraciones que de sus intervenciones espero las aclaren o matices”, reclamó a los representantes del resto de grupos. Soraya Rodríguez, que como Rubalcaba no estaba presente en la sala, llegó a sugerir que el Ejecutivo había probado la denominada amnistía fiscal para favorecer a Bárcenas.
El ministro no consiguió su cometido y, una vez concluida su exposición, la sala Constitucional se convirtió en una especie de sala de grillos en la que nadie se escuchaba. La tensión llegó al límite cuándo el PSOE reclamó al ministro saber si había cobrado en negro, como así se sospecha de cargos del PP. “¡Te estás amparando en tu impunidad parlamentaria!”, le llegaron a espetar a Pedro Saura, portavoz del PSOE en la Comisión. "La clase política se mide por la calidad de los debates. Hemos venido a hablar de contenidos, no me repitan las consignas", le recriminó el propio Montoro.
En todo caso, y a pesar de la algarabía dio un tono chabacano a tan importante comisión, Montoro puso algunos datos encima de la mesa. Primero, e incidió en ello, que las instituciones funcionan, por lo que tanto la autoridad judicial, como la Fiscalía y la Agencia Tributaria, depurarán las responsabilidades derivadas de un posible fraude fiscal como los delitos que se puedan determinar.
“No se puede aceptar”, dijo el ministro, que se diga que la declaración tributaria especial supone legalizar las conductas ilícitas que hayan generado recursos económicos. De modo que “quien haya cometido un delito de blanqueo o de malversación” seguirá siendo responsable de tales delitos. Para Montoro, “todo lo demás son interpretaciones, rumores y comentarios”.
El ministro se declaró enfadado: “No se puede trasladar a la sociedad española lo que no es verdad, ése es el límite de la político. Lo que no es cierto es que este proceso encubre el delito que se haya podido cometer”, insistió. “No borra ni limpia delitos como he escuchado estos días. Es que no funciona así”, remachó.
"No está en la lista"
Repreguntado insistentemente sobre Luis Bárcenas, Montoro ratificó el contenido del comunicado emitido la semana pasada por la Agencia Tributaria que aseguró que no se había beneficiado del proceso de regularización extraordinario pero no aclaró si se había acogido a algún otro instrumento tributario a su nombre o de alguna empresa.
"En la lista no aparece" el nombre de Bárcenas, zanjó Montoro. No obstante, el titular de Hacienda recordó que Bárcenas ya no es militante del PP e insistió en que la información tributaria no puede ser facilitada a terceros, a menos que el propio Bárcenas o su abogado renuncien a esa protección.
En este sentido, recordó que el Gobierno pretende modificar ese punto de la Ley Tributaria para que se puedan hacer públicos los nombres de los defraudadores fiscales "con mucha más propiedad y capacidad" porque "en este momento la transparencia es absolutamente clave"
Las quejas de Montoro
Montoro finalizó su intervención con un largo lamento. Se quejó de "campañas sucias, insidias y difamaciones". A los políticos "se nos puede decir de todo, todos los días, aunque sea infamante, que la realidad no me estropee un buen titular. Qué más me da, si sabes que es gratis".
Se quejó de que las declaraciones fiscales de los políticos son públicas y las del resto de los ciudadanos no. Se quejó de que "cuanto más dinero estás trayendo a la hacienda pública, más acusable eres". "Ya no sé cómo hacerlo, si traigo más dinero o no traigo más dinero, es que ¡jo!".