El responsable de la empresa Inversiones Financieras Aguas de Valencia (AGVAL) Eugenio Calabuig afirmó, en la declaración que prestó como testigo en el marco de las investigaciones sobre el Instituto Nóos, que el duque de Palma, Iñaki Urdangarin, le propuso numerosos negocios entre los que citó un trasvase entre el Mar Rojo y el Mar Muerto, además de proyectos en países del este, árabes, en Jordania y en el puerto de Lisboa.
En su comparecencia como testigo ante la Fiscalía, a cuya transcripción ha tenido acceso Europa Press, el empresario fue interrogado por el contrato que rubricó con un presunto testaferro de Urdangarin, quien acabó cobrando 140.000 euros en una cuenta suiza, para la búsqueda de inversores en favor de la empresa de Calabuig, trabajos que finalmente resultaron infructuosos.
Durante la declaración en dependencias de la Policía Nacional en Palma, Calabuig señaló que fue en Madrid donde el marido de la infanta Cristina, en una comida, le presentó a un colaborador suyo, José María Treviño, que formaría al equipo destinado a buscar negocios internacionales, "fiándose" de la operación por ser Urdangarin "yerno del Rey, trabajar entonces en Telefónica, tener relación con la Generalidad y pertenecer al Comité Olímpico".
Según explicó, el declarante se vio entre seis y diez veces con el duque de Palma y con Treviño unas cuatro, durante las cuales no sólo se habló del proyecto de búsqueda de inversores sino también de negocios inmobiliarios y de aguas en distintos puntos del extranjero, además del trasvase, respecto al que Calabuig le dijo a Urdangarin que "no tenía capacidad para afrontar una cosa así".
"A partir de ahí vi que la relación con Urdangarin y Treviño no tenía sentido porque los proyectos que traían eran excesivos", manifestó el empresario de AGVAL quien, preguntado por si no le extrañó que las tres facturas de 375.000 euros que su empresa abonó por los proyectos de búsqueda de inversores se pagaran en una cuenta suiza, manifestó que "ni siquiera era consciente de que fuera Suiza".
Es más, apuntó que tampoco se planteó si la empresa que rubricó el contrato con AGVAL "era o no de Urdangarin y Treviño". En cualquier caso, el testigo manifestó que "si Urdangarin no hubiese sido el yerno del Rey, alto empleado en Telefónica y con empresas internacionales, ese contrato no se habría firmado".
Tal y como recordó, conoció a Urdangarin cuando el empresario Miquel Zorio se lo presentó entre finales de 2007 y principios de 2008, periodo en el que mantuvieron una comida y, a raíz de ahí, el duque ofreció sus servicios al grupo de empresas del declarante "para hacer cualquier negocio que pudiera salir, siempre a nivel internacional y nunca en España".
En concreto, según un informe de la Fiscalía, el contrato entre Urdangarin y Treviño con Calabuig fue suscrito formalmente por el supuesto testaferro Robert Cockx en representación de Alternative General Services.
Tras ello, Cockx, por orden del duque de Palma y su colaborador, emitió tres facturas contra AGVAL por un importe global de 375.000 euros, que fueron transferidos en la cuenta corriente de Cockx en Suiza. Acto seguido, el presunto hombre de paja, tras descontar el 5 por ciento que le correspondía por figurar en las operaciones, traspasó la cantidad restante a otra cuenta del país suizo perteneciente a la empresa Star Opcions, perteneciente a Treviño.
De este modo, desde la cuenta del colaborador del marido de la infanta Cristina finalmente se realizó otra transferencia, por importe de 140.000 euros, para el pago de los servicios del propio Urdangarin.