Este jueves se han hecho públicos fragmentos de las conversaciones entre amigas de dos de las víctimas del Madrid Arena y la central del Samur: en ellas se reflejaba la actitud sorprendentemente fría del operario de los servicios de emergencia y, más llamativo aún, como éste pedía que se desplazase a las jóvenes heridas a un punto alejado varios cientos de metros del Madrid Arena.
La exclusiva la daba El Mundo y de ella se hacía eco Libertad Digital, pero poco después se completaba con una exclusiva que ofrecía Es la mañana de Federico en esRadio. El programa contactaba con el operario del Samur, que explicaba su versión de lo ocurrido y ofrecía nuevos y sorprendentes datos, el principal que él mismo no era, probablemente, la persona más adecuada para recibir esas llamadas: "Soy técnico conductor de ambulancias, no soy operador telefónico, lo primero porque no tengo don de palabra".
Además, Francisco Manuel, que así se llama el trabajador del Samur, contaba con detalle por qué las ambulancias no podían llegar al Madrid Arena: "Eran recibidas a botellazos, las zarandeaban y algunos -jóvenes- las intentaban volcar". No consta, al menos de momento, que algún responsable del Samur contactase con la Policía Municipal o la Nacional para poner fin a esa situación irregular.
De los coches oficiales al Samur
En comunicados posteriores el Ayuntamiento de Madrid alegaba que el trabajador en cuestión había recibido "formación en emergencias", pero reconocía que era conductor de coches oficiales hasta que se recortó el parque móvil municipal, momento en el que fue reasignado al Samur.
En un primer texto no se especificaba más sobre la cuestión, si bien más tarde el consistorio madrileño afirmaba que dicha formación había sido de seis meses y que el trabajador estaba siendo "tutelado por otro trabajador con mayor experiencia". No se especifica, eso sí, en qué consistía dicha tutela y, a tenor de lo que se escuchaba en las llamadas filtradas, no parece que haya sido muy efectiva.
Del mismo modo, el Ayuntamiento alega que al término de su formación eligió el puesto en el servicio de emergencias municipal en virtud de la nota obtenida, pero que precisamente por esto sólo pudo optar a una plaza en la central de comunicaciones atendiendo llamadas.
Reacciones políticas
Las reacciones políticas no se han hecho esperar. Desde el propio Partido Popular un prudente Fernández Lasquetty, consejero de Sanidad de la Comunidad Autónoma de Madrid, destacaba que el Samur "es un servicio que funciona muy bien" y que con una única llamada "juzgar lo que estaba sucediendo sería frívolo". No obstante, no ha dejado de comentar que el contenido de las llamadas era "estremecedor".
La oposición en el Ayuntamiento ha sido, por supuesto, mucho más dura. Así, tal y como recoge Efe, el portavoz socialista, Jaime Lissavetzky, ha señalado que su grupo pedirá responsabilidades al Ayuntamiento de Madrid, con un mensaje en su cuenta de Twitter en el que aseguraba que en su grupo están "indignados y abochornados" ante las grabaciones.
Por su parte, el portavoz de UPyD, David Ortega, señalaba En casa de Herrero de esRadio que las llamadas eran "impactantes" y "muy preocupantes". Además, decía que el contenido de las llamadas "confirma lo que hemos defendido en la comisión de investigación: esta tragedia no ocurrió sólo por responsabilidad del empresario Miguel Ángel Flores" sino que "se produjeron un cúmulo de negligencias con final trágico".
Lo cierto es que cada nuevo capítulo de lo ocurrido aquella trágica noche que se desvela a través de los medios de comunicación supone descubrir una serie de hechos extraños, confusos y, al menos aparentemente, muy lejos de lo que tendría que haber sido una gestión eficiente.