España ha mejorado tres décimas en el Índice de Percepción de la Corrupción 2012 que realiza la ONG Transparencia Internacional (TI) y se ha estancado en el puesto 30 de la lista, empatada con Botsuana con una nota de 6,5 puntos.
Según el informe de TI presentado esta semana, Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda ocupan el primer lugar como países menos corruptos en una clasificación de 176 Estados, mientras que Somalia, Afganistán y Corea del Norte se sitúan a la cola. Entre los miembros de la Unión Europea, España se sitúa en el puesto número 13, tras Dinamarca, Finlandia, Suecia, Holanda, Luxemburgo, Alemania, Bélgica, Reino Unido, Francia, Austria, Irlanda y Chipre.
El informe, según TI, muestra el estancamiento de España aunque haya pasado del puesto 31 que ocupaba en 2011 al 30, ya que el puesto 31 ha desaparecido de la lista al obtener España y Botsuana la misma puntuación y compartir la misma posición.
En rueda de prensa, el presidente de Transparencia Internacional España, Jesús Lizcano, ha abogado por dar una buena formación a los funcionarios "para que no se crean que la información de la que disponen es suya y que les van a sancionar" por hacerla pública, y ha propuesto que se sancione a las instituciones que no cumplan con la transparencia.
En este contexto, Antonio Garrigues-Walker, miembro del comité ejecutivo de TI, ha recordado que en los últimos 18 años España ha ido bajando del puesto 21 al 30 y ha advertido de que es uno de los pocos países europeos que todavía no cuenta con una ley de transparencia en vigor.
"La transparencia es una obligación absoluta de las instituciones y un derecho absoluto de la ciudadanía", ha señalado el abogado, quien ha lamentado también que España cuente con una sociedad civil "débil y dependiente".
En su opinión, la corrupción es "una auténtica leucemia" del sistema económico y la transparencia es el instrumento para combatirla. El director general de la Fundación Ortega-Marañón, Jesús Sánchez Lambás, ha denunciado también las carencias de España en materia de transparencia y, como ejemplo, ha considerado incomprensible que el Congreso vaya a hacer públicos los viajes de sus diputados, pero sin detallar su coste. "Hasta los secretos de Estado terminan siendo conocidos en el sistema democrático. El no conocerlo enturbia y eso genera corrupción", ha señalado.
Sánchez Lambás ha considerado, además, "verdaderamente alarmante" que la percepción de la corrupción se haya intensificado en todo el mundo en una situación de crisis económica universal. Ha destacado asimismo el "fracaso" de la Primavera Árabe, que no ha tenido un reflejo en la percepción que tienen los ciudadanos del norte de África de la corrupción en sus respectivos países.
Por su parte, Manuel Villoria, miembro del consejo de dirección de TI y catedrático de Ciencia Política, ha advertido de que una percepción alta de la corrupción en un país incentiva la corrupción, ya que el ciudadano cree que, si todo el mundo es corrupto, él también puede serlo sin mayores consecuencias. Para Villoria, el problema de la falta de transparencia en España es "casi cultural" y es imprescindible mejorar la formación de funcionarios y políticos.