Si Artur Mas esperaba un baño de multitudes clamando contra “esos de Madrid” que quieren “acabar con su causa” se equivocó estrepitosamente. A las cinco de la tarde, hora de la concentración ilegal en plena jornada de reflexión, los turistas que rodeaban tanto la plaza San Jaume como aledaños preguntaban a qué se debía tanta expectación mediática; muchas cámaras de televisión y micrófonos, fotógrafos e, incluso, una unidad móvil. La razón, no más de 20 personas -tal vez menos, pues el tránsito de ciudadanos era constante- convocados, según ellos, a través de las redes sociales y correos electrónicos. Uno de ellos citó el diario La Vanguardia, que por la mañana se hizo eco de la convocatoria. La Junta Electoral declaró ilegal el acto ya bien entrada la tarde y cuando ya se había celebrado.
Así, cuando llegó la hora de gritar a favor de Mas, nadie elevó la voz salvo dos personas de avanzada edad alrededor de las cuales se agolpó una nube de periodistas. En ese momento, una mujer -también muy mayor- rompió a llorar porque, dijo, al candidato de CiU a la Generalidad “le está atacando el Estado español”. Los pocos ciudadanos que tomaron la palabra se expresaron en ese sentido: “He venido a defender la causa y la postura del presidente, me da igual que sea ilegal”, afirmó el señor de la voz cantante, y que pronto reunió a mayor número de informadores.
No hubo pancarta y al final del todo sí se pudieron ver un par de banderas de la comunidad. Tampoco despliegue policial alguno, más allá de los agentes que vigilan los edificios institucionales de la zona, entre ellos el Palacio del Ejecutivo autonómico. A un exaltado que gritaba "independencia, independencia" le pidieron que se marchara, pero no le tomaron declaración.
Pasados los minutos, cuando todo parecía que había terminado, el propio Mas decidió salir de su residencia oficial para formar parte del espectáculo, aderezado con gritos de “presidente, presidente” y “Cataluña independiente”. El presidente se abrazó con sus simpatizantes, pero en ningún momento hizo declaraciones públicas. Al cabo de un rato, fue escoltado para que abandonara la zona en coche oficial.
Incluso cuándo el líder autonómico hizo acto de presencia, el número de manifestantes -si bien siendo mayor que al inicio- era todavía mucho menor que el de los responsables de medios de comunicación o el de los propios viandantes y turistas que observaban atónitos la imagen.
Para rematar el espectáculo, apareció la mujer del candidato, Helena Rakosnik, minutos antes de que lo hiciera el propio Mas. Según El Mundo, Rakosnik se encontró con medios y manifestantes al salir del palacio de la Generalidad y llegó a preguntar, extrañada, el porqué de tanto alboroto, dejando en evidencia que no tenía ni idea de que estaba concentrados en favor de su marido.
La protesta rompió la jornada de reflexión, hasta el punto de que Ciudadanos, partido en alza según todas las encuestas, recurrió ante la Junta Electoral una convocatoria a su juicio “ilegal”. También el Partido Popular se puso en comunicación con el citado organismo para informarle de que en varios medios de comunicación, en relación a La Vanguardia, se podía leer que se iba a celebrar un acto que podía ser constitutivo de delito. Pocos minutos después, el rotativo retiraba la información de su versión digital, que incendió las redes sociales.
Ya bien entrada la tarde, la Junta estimó las denuncias presentadas por Ciutadans y el PPC. "Por su inequívoca intencionalidad electoral, resulta contrario a la normativa electoral referida, en particular, a la jornada de reflexión".
Explicaciones a 'La Vanguardia'
La Junta se ha dirigido también a La Vanguardia para pedir explicaciones de por qué ha publicado en su edición digital la misiva de la convocatoria, que ha partido de una carta enviada al diario catalán por la ciudadana Montse Castell. En su resolución, la Junta declara que la concentración, "por su inequívoca intencionalidad electoral", resulta "contraria a la normalidad electoral referida a la jornada de reflexión".
A los efectos de la "adopción de las medidas oportunas", la Junta Electoral de Barcelona se recuerda al Departamento de Gobernación de la Generalidad que "la concentración no ha sido autorizada". Igualmente, se requiere al director de la edición digital de 'La Vanguardia' para que "en el perentorio plazo de 24 horas informe acerca de los hechos objeto de dichas denuncias".