El Mundo insiste en tocarle la pela a Mas a ver si recupera la cordura. "Cataluña independiente perdería el 19% del PIB según el Gobierno" y "sería menos rica". Además, contraataca al manifiesto de ayer de El País con uno propio, que aquí uno no es nadie si no tiene un manifiesto. "Por la convivencia. Con Cataluña. Con España". Casimiro García Abadillo quita la máscara a Mas, que vino a Madrid con la idea de que Rajoy "le dijera que no a una petición imposible" que le sirviera de "excusa" para liarla. "Pues bien, la ofensiva política ha funcionado con matemática precisión. El argumentario es sencillo y maniqueo, muy eficaz. Hay un pueblo oprimido y trabajador, Cataluña, que aporta una parte sustancial de su renta a un estado compuesto por diversos pueblos indolentes y atrasados que, cual sanguijuelas, subsisten gracias a lo que sustraen a los catalanes (el expolio)". Fácil, hasta yo me lo he aprendido ya.
Federico Jiménez Losantos pone a caldo a los abajofirmantes del manifiesto de El País. "Para ser abajofirmante lo esencial es pertenecer a la secta de PRISA en sus cuatro variantes: mayoritariamente socialista, minoritariamente comunistas, cosméticamente liberales y titiriteros sueltos, pero todos de casa". Dice que "como la izquierda es sectaria y de carril, ser abajofirmante es fácil: se escribe algo previsible y, a cambio, se recibe pública confirmación de seguir dentro de la tribuna de los operadores respetados y respetables. Lo malo es cuando, como ayer, no se sabe bien lo que se abajofirma" y se termina haciendo "el ridículo".
Y claro, El País está superdolido porque no le han hecho ni caso. "Mas y la líder del PP en Catataluña ignoraron el documento". Solo Duran "se refirió al manifiesto y solo a través de su cuenta en Twitter". Con el curro que les llevó. Rencorosos, le estropean a Mas su camino a la gloria. "Mas toca a rebato ante el temor a que pinche el plan independentista".
ABC parece caerse de un guindo y se lleva las manos a la cabeza. "Insumisión", titula escandalizado en su portada. No se lo van a creer pero "Mas llama abiertamente a incumplir las leyes". ¿Pero dónde han estado metidos estos señores estos últimos dos meses? Con grandes aspavientos dice que "con este lenguaje de barricada, Mas está desvelando las miserias de su proceso soberanista" que tiene "claros indicios de ser delictivo". "Mas se descalifica como demócrata", dicen solemnes como si eso le importara algo al president. Eso sí, advierte a los catalanes de que se anden con cuidado, que "con este planteamiento el estado que surja de nacionalistas como el presidente Mas puede acabar siendo más un régimen etnicista balcánico que una democracia europea moderna".
La Razón advierte de que "la independencia de Cataluña chocaría con quince países de la UE". César Vidal se hace eco de los "embustes monstruosos" del nacionalismo catalán. "El nacionalismo catalán es una forma de patología política, social y psíquica que pretende que no fue lo que fue para que mañana sea lo que es imposible que sea. Para ello es capaz de negar, literalmente, a su madre" mientras "niega de dónde viene y se masturba mentalmente pensando a dónde va".
Por cierto que el periódico de Planeta ha encontrado "100 razones para ilegalizar a Bildu" y cree que "corresponde a la fiscalía poner fin a esa burla reiterada y grave con las víctimas". Pues ya estáis tardando en contárselo a Rajoy.
La Gaceta se pone triste porque "Mas insulta a la Constitución a la que prometió fidelidad", fíjate, qué tío más poco de fiar, quién lo iba a decir con la cara de buena persona que tenía. Y se hacen una pregunta. "¿Empieza o no a adquirir síntomas de delirio patológico el obsesivo empecinamiento de Mas?".
Y mientras, La Vanguardia como si pasara por allí, abre su portada con las elecciones de EEUU y el director ni se molesta en editorializar. Para eso están sus columnistas atizando a todo lo que se mueve. Como Enric Juliana, que no pierde ocasión de hacernos derramar lágrimas. "Haber redactado un manifiesto cuando en 2005 Catalunya fue objeto de un incivil boicot comercial y de una soez campaña de insultos por haber osado proponer una reforma del Estatut que inflamaba a la derecha de la derecha". Ay madre qué pena, pobriños...