No hubo cargo del Gobierno y del PP que no dijera sentir rechazo ante la imagen del etarra Bolinaga sin rejas de por medio. Pero se insistió con una vehemencia como pocas veces antes en que no había otra opción y el Ejecutivo ha actuado de acuerdo a la ley y sin conceder ni un solo beneficio al sanguinario secuestrador de Ortega Lara.
En privado se admite el desgaste. Ministros consultados desvelaron conocer casos de afines al PP que han mostrado sus discrepancias y les han echado en cara el salvoconducto al miembro de ETA. Pero "nos conoces, sabes que jamás negociaríamos", exclamó un alto cargo. Las emociones llegaron a estar a flor de piel en un día en el que el presidente del Gobierno volvió a optar por el silencio. Se le preguntó concreta y exclusivamente por el caso, pero Mariano Rajoy no quiso hacer ninguna valoración. Últimamente evita los temas espinosos; le pasó el miércoles con la marcha independentista de Cataluña.
El escenario con el que trabaja el Ejecutivo es el de un etarra con estado de salud muy grave que podría morir en cualquier momento. Pero también es cierto que ningún miembro del gabinete Rajoy se atreve a poner la mano en el fuego por este extremo, visto además el informe de la Fiscalía. El miedo a que se reedite el caso De Juana, a ver a Bolinaga "con mofletes", es patente. Pero la reacción más generalizada es que "le queda poco de vida". Los más optimistas dicen que tendrá que pasar largo tiempo en el hospital, que incluso no salga nunca de él, pese a que la familia diga lo contrario.
En público, respeto a la decisión judicial
Varios ministros hablaron en público del asunto, pese al portazo del jefe. Y no se saltaron ni una coma del argumentario interno. La noticia no gusta pero hay que cumplirla porque "la ley es la ley", y está por encima de cualquier criterio político. Y, dicen, nada ha habido de política en la decisión de la Audiencia Nacional, a pesar del camino abierto por el Ministerio del Interior. Así se pronunciaron José Ignacio Wert y José Manuel García Margallo. Hubo quien salió en defensa de Jorge Fernández Díaz: "Se han dicho cosas muy injustas. Imagínate que se nos muere en el hospital, se hubiera convertido en un icono en el acto". Aunque también están las voces que ponen en duda su proceder, que aumentan. Rajoy sabe que existe el debate sobre si el ministro está o no a la altura del cargo.
En el Congreso de los Diputados, donde el presidente reunió a la Comisión Delegada para Asuntos Económicos, el asunto se coló en los círculos políticos. La defensa fue cerrada al Gobierno por parte de los populares, que evitan revivir el ardor interno del Comité Ejecutivo. Fueron muy censuradas las palabras de Carlos Iturgáiz en esRadio, incidiendo en que lleva años en Europa alejado de la calle vasca. "A nadie nos ha gustado, pero hay que cumplir la ley", se repetía con insistencia.
La prioridad ahora para el Ejecutivo, y principalmente para el PP, es que las aguas vuelvan a su cauce. Principalmente por las elecciones; creen que afectan en el País Vasco, pero también en Galicia. "Nos estamos jugando mucho", advierten. Rajoy estará con las víctimas el próximo martes en Bilabo, y hay quienes ya auguran momentos de tensión.