El artista recibía habitualmente este potente fármaco antes de acostarse, un compuesto que las autoridades barajan como causa de la repentina muerte del cantante. Murray trabajaba como doctor de Jackson desde 2006 y el día de su fallecimiento, el pasado 25 de junio, estaba en casa del artista cuando se detectó que había sufrido un paro cardiaco.
Este médico podría llegar a ser acusado de homicidio sin premeditación en caso de que se pruebe su relación directa con el suceso. El abogado defensor del doctor, Edward Chernoff, rechazó las acusaciones que señalan a su cliente como el responsable de recetar y administrar a Jackson las sustancias que terminaron con su vida.
Los agentes del Departamento Antidroga (DEA) realizaron una redada la semana pasada en las oficinas de Murray para recoger documentación y diferentes artículos, entre ellos un disco duro.
La orden de registro llegó a raíz de los resultados preliminares obtenidos tras la autopsia a Jackson, que mostraron que la causa de la muerte podría estar relacionada con el uso del Propofol, un potente anestésico generalmente usado en intervenciones quirúrgicas.
Este sedante fue encontrado por las autoridades en la residencia alquilada del cantante en Los Ángeles. Uno de los más graves efectos secundarios del Propofol -un fármaco sólo disponible para personal médico y administrado por vía intravenosa- es que puede provocar un paro cardiaco si se suministra en combinación con ciertos analgésicos, aunque podría llegar a causarlo por sí solo en caso de que la dosis fuera exagerada.
Según varios medios estadounidenses, existen "serios indicios" que identifican al doctor Murray como la persona que administraba este anestésico a Jackson.