Encorbatado y muy serio, Borja Thyssen da una exclusiva esta semana a ¡Hola! que recrudece, si es que esto era posible, la guerra con la baronesa. Según lo que se lee en la entrevista parece difícil creer que sean madre e hijo: Borja se declara harto de la situación, que le ha enfrentado en numerosas ocasiones a Tita Cervera –con capítulos como la paternidad de las mellizas o la del propio Sacha– y pide ahora su parte de la herencia del barón.
Según cuenta, sus demandas aún no han llegado a los tribunales pero no lo descarta: tras "requerimientos y advertencias legales", "parece que no va a haber más remedio", dice. Cuenta que habló con su madre en julio por última vez, afirma que ha tratado de "ir por las buenas" y apunta que, como parece, la "situación es irreconciliable". "Sé perdonar", añade.
El motivo del conflicto actual es el dinero: Borja acaba de enterarse, tras un viaje a Suiza, de toda la herencia que le corresponde y quiere disponer ya de ella. El problema es que la baronesa es quien dispone de buena parte de esos bienes, entre ellos la colección Carmen Thyssen-Bornemisza, expuesta en el Museo Thyssen y prestada hasta 2011 al Estado español, que ya adquirió en su momento la colección permanente del museo.
Borja sostiene que él es "copropietario" de esa colección y que no ha firmado ningún contrato de préstamo con el Gobierno. Por lo tanto, según él entiende, y como cobeneficiario de la colección, puede disponer de los cuadros que él considera de su propiedad. Y dicho y hecho: según explica, acudió junto a su abogado y un notario al museo a reclamar un Goya y un Corrado Giaquinto que él considera suyos. El patronato del museo se los negó.
Preguntado por la periodista, afirma que su intención no es vender ese Goya, pero apunta que "si fuera necesario para el interés de mi familia, lo vendería, sin duda". Tras los rumores de bancarrota, que estarían detrás de este nuevo enfrentamiento, Borja niega problemas económicos aunque sin mucho entusiasmo. Eso sí: apunta que "hablar de que estoy mal de dinero con la crisis que tenemos, es una frivolidad".
La exclusiva de ¡Hola! eclipsa el resto de temas de las revistas pero hay otro asuntos curiosos. El otro culebrón de la semana es la demanda de paternidad interpuesta por Ivonne Reyes a Pepe Navarro. Mientras el periodista desmiente en varias revistas que él sea el padre, la presentadora, según cuenta Lecturas, se ha ido a Miami para huir de la polémica que ella misma ha creado.
Otro "ex" famoso, Julián Muñoz, acaba de volver a sus inicios: tras regresar a su oficio de camarero en un restaurante de Marbella, ahora acaba de quedarse sin casa y sin el todoterreno, según Diez Minutos, que compartía con Isabel Pantoja. La cantante, al parecer, le obligó a dejar "Mi gitana", la residencia que compartían y que, por cierto, también estuvo en el punto de mira de los jueces. Sólo le dejó unos días para recoger sus cosas. Él achaca esta decisión a que tiene una nueva novia...
La Familia Real, como cada semana, acapara reportajes: doña Letizia cede su habitual protagonismo a su hija Leonor, que acaba de cumplir cuatro años. También se habla de las infantas: los duques de Palma han estado estos días en España visitando a su familia aprovechando las fiestas de Halloween. Y parece que se confirma el divorcio de los duques de Lugo: según Lecturas, doña Elena y Jaime de Marichalar han ratificado en las últimas semanas los trámites para legalizar su "cese temporal de convivencia". Mientras, la Infanta Elena luce nueva figura: se cuenta que ha adelgazado en los últimos meses hasta 19 kilos y lució un vaporoso vestido en la entrega de los Premios Telva.
En Semana, vuelve a aparecer la novia de Felipe González, Mar García Vaquero. Acompañó en una jornada de compras por el centro de Madrid a Mar Flores. Al parecer son amigas desde hace tiempo. En la misma revista también aparece una recuperada Melanie Griffith: tras dos meses en una clínica de desintoxicación, fue fotografiada en el aeropuerto de Los Angeles camino de reencontrarse con su familia.