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Clint Eastwood: "A veces no empatizamos lo suficiente con las víctimas"

Clint Eastwood estrena el viernes El intercambio, un drama con un heroica Angelina Jolie removiendo cielo y tierra para encontrar a su hijo. El mito viviente, de 78 años, vuelve a demostrar que la experiencia es un grado.

Clint Eastwood estrena el viernes El intercambio, un drama con un heroica Angelina Jolie removiendo cielo y tierra para encontrar a su hijo. El mito viviente, de 78 años, vuelve a demostrar que la experiencia es un grado.

(Libertad Digital)  El forajido solitario lleva ya tiempo "involucrado en otras cosas, eso es todo. Creo que disfruto contando diferentes historias y metiéndome en los distintos papeles", dice Eastwood, verdadera leyenda viva de 78 años, y en pleno uso de sus facultades artísticas.

Enésimo ejemplo de ello es que en el plazo de sólo unos meses el "hombre de una sola toma", llamado así por la efectividad y seguridad con la que acomete sus rodajes, estrenará dos películas, El intercambio el 19 de diciembre, y Gran Torino, prevista para el mes de febrero.

Cabe preguntarse qué es lo que motiva a seguir contando historias al que fue llamado hombre sin nombre en la famosa trilogía del dólar de Sergio Leone. "A veces la historias de ficción son muy entretenidas, a veces lo son las reales. Esta no es divertida, es muy dura, pero sucedió y creo que demuestra la perseverencia de una mujer en un momento muy particular de la historia, cuado las mujeres no tenían muchos derechos", cuanta Eastwood, todavía fascinado con contar historias "como la de esta mujer solitaria tratando de encontrar a su hijo", asegura.

El intercambio cuenta lo ocurrido a Christine Collins, según Eastwood una madre "con un buen trabajo, que lo tenía todo" hasta que un día "todo cambia". Su hijo desaparece y se topa de bruces con la desconfianza de las autoridades. "La toman por loca, como si todo hubiera sido una alucinación". Y cuando el niño aparece, pronto se da cuenta de que no es su hijo, "algo que ella sabe desde el principio". Será recluída en un psiquiátrico y le hacen todo tipo de atrocidades sin tener defensa por parte de la ley.

Eastwood enseguida se vio seducido por semejante material, ya que "no es difícil empatizar con cualquier víctima", de modo que todo en El intercambio todo parece querer recordar al público que "a veces no empatizamos lo suficiente con las víctimas, a veces no hay suficiente indignación en el mundo".

Eastwood, como buen valedor de los clásicos, considera que la historia es un "buen recordatorio de que estas cosas pasan. No importa la época, siempre hay un elemento de corrupción en la sociedad". Al final, el personaje de la Jolie sólo encontrará ayuda en la figura de un cura plesbiteriano "obsesionado con la corrupción policial, que le ofrece los micrófonos para enfrentarse a la policía".

Y es aquí donde sobrevive ese forajido solitario de su inicios: Eastwood, como buen fuera de la ley, todavía sigue desconfiando de las autoridades.

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