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ESTRENO: 18 DE MARZO

Acantilado rojo: Están un millón de chinos peleándose y entonces…

Acantilado rojo es el regreso al cine chino de John Woo, y lo cierto es que se ha producido por la puerta grande. Tras gastar sus cartuchos en el actioner americano, el director de Cara a Cara o M:I 2 necesitaba volver al material propio, renovar su poética y limpiar su estilo de asperezas y vicios.

Acantilado rojo es el regreso al cine chino de John Woo, y lo cierto es que se ha producido por la puerta grande. Tras gastar sus cartuchos en el actioner americano, el director de Cara a Cara o M:I 2 necesitaba volver al material propio, renovar su poética y limpiar su estilo de asperezas y vicios.

El entusiasmo y pasión casi naif de Acantilado rojo demuestra cuánto había de necesidad personal en ese regreso.Y lo cierto es que, pese a sus defectos, Woo logra reconciliarse con el público y consigo mismo. Como fábula bélica, el director tiene carta blanca para desarrollar su habitual esteticismo en la pura acción, que en la versión reducida del film que nos llega (consecuencia de remontar dos películas en una sola), ocupa el setenta por ciento de una cinta que nunca pierde la amenidad.

Lo mejor del film es la entusiasmada descripción de tácticas bélicas durante todo su desarrollo. Lejos de suponer una merma en su interés, Woo hace de la necesidad virtud y demuestra que es un cineasta mayúsculo, y el mayor ingenio y los mejores golpes de guión de la cinta vienen, precisamente, del equilibrio entre mensaje y espectáculo de esta opción narrativa. Las sucesivas iniciativas bélicas de los contendientes son entendidas como resortes que definen a sus personajes. Por el camino, Acantilado rojo proporciona momentos visuales excelentes y set pieces memorables, muy bien montadas y rodadas (salvo la culminación del último rescate), que van desde planos aéreos que sobrevuelan ejércitos, hasta la cámara que sigue la paloma sobrevolando el río de una orilla a otra. Además, Woo encuentra sitio para el humor (el divertido episodio de las flechas) y describe los incansables contraataques de los protagonistas con energía.

Por eso, Acantilado rojo puede presumir de tener no sólo unas excelentes batallas  –rodadas, todas ellas, con claridad meridiana- sino del hecho de que las imágenes retóricas, ralentizadas y hasta cursis del cine de Woo lucen aquí con coherencia y vigor renovados. Pero las escenas “de personajes” del film funcionan igualmente bien, dentro del contexto entre histórico y mágico que se plantea. Servidor, no especialmente amigo de los amaneramientos del director, no vio aquí resentida su confianza en la exposición de los hechos narrados en Acantilado rojo, film que, además, está interpretado con coherencia y carisma por un casting de lo más apropiado.

Lo dicho, una notable sorpresa que neutraliza sus defectos gracias a un todo integrado, bien rodado, interesante y de una épica innegable.

En Chic

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