Desde que aterrizase en la Casa Blanca, Michelle Obama se erigió como un auténtico referente en el mundo de la moda. Sus cuidadísimos looks y modelos son inspeccionados al detalle por la prensa de moda, convirtiendo a la Primera Dama en una auténtica generadora de tendencias. Como ocurre con otras celebrities y miembros de la realeza europea, es habitual que diseñadores de todo el mundo se peleen por vestir a la esposa de Barack Obama, dada la repercusión de sus estilismos.
Pero esta mujer no sólo crea tendencia con la ropa más visible: también en lo que se refiere a las prendas más íntimas consigue generar expectación. La prensa británica anda revolucionada por una jornada de compras que la inquilina de la Casa Blanca disfrutó en compañía de la jequesa de Qatar en Madison Avenue. Según The Telegraph, Michelle se gastó 50.000 dólares en la exclusiva tienda británica de lencería de lujo Agent Provocateur, especializada en la venta de corpiños vintage hechos a mano, con precios mínimos de 900 libras.
Desde la empresa de lencería ni confirman ni desmienten. En una brillante estrategia comercial, el director Ejecutivo e la firma, Gary Hogarth, se escuda en la "confidencialidad" de su lista de clientes secreta; pero afirma que es cierto que sus corpiños han atraído a personalidades de todo el mundo, especialmente de EEUU.
El impacto fue el esperado. Agent Provocateur ha experimentado un aumento de sus ventas cercano a un 12%, acaparando titulares en todas las publicaciones de moda. Circunstancia que se produce precisamente cuando la marca está lanzando una campaña de expansión fuera de Reino Unido. La contribución de la Primera Dama estadounidense les ha venido de perlas.