El Padre Apeles estuvo presente en la última edición del polémico programa La Noria de Telecino. Allí, confesó a su presentador Jordi González, y al resto de los invitados de la mesa, que se encuentran tan profundamente deprimido que no desea seguir viviendo.
No obstante, también quiso aclarar que no ha intentado suicidarse, porque, entre otras cosas, "la Iglesia ve mal el suicidio". "En ningún momento yo he dicho eso. Mi vida puede acabar como la de Carmina Ordóñez. Pero ella no se mató ni se suicidó, acabó mal por las cosas que tomaba. Y yo acabare mal probablemente por culpa de las mezclas que hago".
"Suicidarse implica voluntad de que alguien se quiere matar, yo en ningún momento he dicho eso, yo sólo he dicho que le pido a Dios cada día que sea el ultimo de mi vida, porque yo en este mundo no tengo ni objetivos ni ilusiones ni nada que hacer. A mí la vida me resulta una carga, me resulta pesada. No significa que me quiera matar. Pienso que hay un infierno y por eso no me he suicidado".
El Padre Apeles, que al parecer ya sólo sale al cine y a "beber para olvidar", según Terelu Campos, dijo que ya no sabe "ni el día ni la hora", y que sus "ventanas están bajadas" siempre. "Estoy medicado, tratado por los médicos, y bebo para olvidarme de los problemas del mundo y todo eso", dijo el Padre Apeles.
Aunque quizá hubiera un remedio para esa depresión, aseguró en el programa: "Si yo tuviese una mesa en La Noria, como siempre me hubiese gustado, quizá no estaría tan deprimido". No obstante, acto seguido tuvo que ser corregido por los tertulianos: "Una mesa no, una silla", dijo después.