La historia se repite. Las dos últimas semanas de noviembre han recordado al Gobierno a lo que ocurrió en los primeros diez días de mayo. La secuencia ha sido la misma: primero, crisis de deuda en los mercados, que dispara el diferencial de los bonos españoles y derrumba el Ibex; en segundo lugar, sucesión de declaraciones por parte de los principales líderes de la UE, pidiendo a los países periféricos (especialmente a España) que aprueben medidas contundentes contra el déficit. Mientras, el Gobierno aseguraba, entonces y ahora, que no eran necesarias más reformas y que el país ya caminaba en la buena dirección.
Por último, se aprueba in extremis un plan de salvamento en Bruselas, que parece diseñado para evitar el colapso de las finanzas españolas (en mayo fue el Fondo de Rescate por 750.000 millones; este miércoles, el anuncio del BCE de que comprará deuda pública de los PIIGS). Incluso, Barack Obama ha tenido participación en estos días, al igual que entonces, al enviar a su subsecretaria del Tesoro a vigilar las economías europeas.
Y tras todo esto, los planes de ajuste. En mayo fue el famoso tijeretazo; ahora, el Plan B. De las declaraciones del Gobierno sobre las reformas, la buena marcha de la economía española y los especuladores que atacaban una deuda de la que "no hay derecho" a dudar, ya no se habla. Mientras, Valeriano Gómez, en el Congreso, anticipaba la próxima reforma de las pensiones: hay Plan B, pero puede que no se haya agotado todavía el recurso al abecedario. Muchos de los mejores analistas españoles, así lo esperan.
Según han informado fuentes del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero quiere estar presente en la reunión que su gabinete celebrará el viernes para abordar las nuevas medidas con las que hacer frente a la crisis económica.
En un principio, no iba a estar presente en el Consejo de Ministros porque iba a asistir junto al Rey a la Cumbre Iberoamericana que este año se celebra en Mar del Plata. El jefe del Ejecutivo se ausentará de esa cita y la representación del Gobierno quedará limitada a Trinidad Jiménez. Se da la circunstancia de que nunca un presidente español ha faltado a la cumbre iberoamericana. Al no viajar a Argentina, Zapatero también ha cancelado su visita a Bolivia, adonde iba a viajar este jueves para entrevistarse con el presidente boliviano, Evo Morales.
Las fuentes de Moncloa se limitan a indicar que faltará a la cumbre para participar en el Consejo de Ministros pero, según informa Manuel Sánchez en elmundo.es, la razón es otra: el viernes se aprobarán "medidas muy importantes" ya conocidas este miércoles. Al parecer, hay "algunas más" que las hechas públicas en el Congreso y que también serían aprobadas en la reunión.