Venezuela ya cuenta con su particular cartilla de racionamiento. La Revolución Bolivariana emprendida por el presidente Hugo Chávez sigue su curso. Tras la implantación de cartillas de racionamiento en servicios básicos como el consumo de luz o agua, ahora le toca el turno al sector alimentario. Poco a poco, pero sin pausa, el líder venezolano ha ido extendiendo progresivamente la nacionalización e intervención pública en este ámbito.
Tras devaluar el bolívar (moneda nacional) a principios de año, Chávez ha iniciado el cierre de miles de comercios y la expropiación forzosa de cadenas de supermercados bajo la excusa de combatir la subida de precios que ha provocado él mismo mediante su particular política monetaria.
Tras su incautación, el mandatario comunista ha sustituido la propiedad privada de estos centros por la titularidad pública. Así, el pasado febrero, Chávez inauguró el estatal Hipermercado Bicentenario en los locales que expropió a la cadena Éxito, de capital francés y colombiano, con la promesa de que venderá sus productos a "precios justos", sin "la plusvalía capitalista".
"Lo que fue la Cadena Éxito ahora es Hipermercado Bicentenario [...] ya todo esto no es propiedad privada, es propiedad de todos, es propiedad social [...] el Estado social administra la propiedad social", declaró Chávez durante el acto inaugural de esta nueva cadena estatal.
"Precios justos, eliminando la plusvalía" tienen los productos del nuevo hipermercado estatal, destacó el presidente, que puso como ejemplo que el arroz se expende un "40% por debajo" de lo que lo hacía la antigua Éxito. "Y no estamos perdiendo plata [dinero], estamos eliminando la plusvalía", declaró entonces Chávez.
El Hipermercado Bicentenario fue adscrito a la también naciente Corporación de Mercados Socialistas (Comerso), una nueva red de distribución y ventas minoristas con la que el Gobierno, dice, pretende combatir la especulación capitalista. Chávez oculta, sin embargo, que su creciente nacionalización sectorial y la implantación de controles de precios está provocando escasez de alimentos en Venezuela. Cada vez resulta mucho más difícil para el venezolano medio adquirir bienes de su preferencia en el mercado.
Y, como suele suceder en todo régimen socialista, tras la incautación progresiva de los medios de producción llega la intervención pública por el lado de la demanda con el fin de paliar las graves consecuencias de la nacionalización previa. Dicho y hecho. Chávez anunció este martes la llegada de las cartillas de racionamiento a Venezuela, tal y como avanzó LD.
"Estamos inventando una cédula del buen vivir", declaró el mandatario durante un recorrido por el centro comunal de Antímano, en el oeste de Caracas, que fue transmitido por la televisión estatal. El mandatario explicó que cuando los compradores acudan a los abastos de la red pública podrán presentar la "cédula del buen vivir" a la hora de pagar y de "allí te van a descontar".
Chávez acotó que el documento "no es para promover el consumismo, sino para comprar lo justo". La novedosa "cédula del buen vivir" será expedida por el estatal Banco de Venezuela, y estará adscrita a las cuentas nómina de las personas. En 15 días el Banco de Venezuela tiene previsto activar los puntos de venta que funcionarán con estas tarjetas en los Comerso, Comersito, abastos Bicentenarios y Biceabastos (bodegas pequeñas ubicadas en zonas populares y administradas por los consejos comunales), todas ellas de titularidad pública.
Tras esta medida, Chávez da un paso más hacia la implantación del comunismo en Venezuela. Ya lo advirtió el pasado abril el dictador socialista Rául Castro: "Cuba y Venezuela, cada día somos la misma cosa".